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Respuesta al deber misionero 14. La obligación de responder al compro– miso misionero por parte de la Iglesia y de to– do discípulo de Jesús tiene, aún hoy, plena va– lidez. A pesar de que el Señor reserva un juicio de gracia para con aquéllos que no lo conocen explícitamente, pero se esfuerzan por vivir se– gún su recta conciencia, San Pablo siente el grave deber de evangelizar a los Gentiles: "¡ Ay de mí si no predico el Evangelio!". (I Cor 9,16; Rom 2, 14ss.; L. G. 16). y siempre será actual el mandato de Jesús: "Predicad el Evan– gelio a toda criatura". (Me 16,15). Por otra parte la obra misionera es esencial a la Iglesia, ya que su razón de ser es dar testimonio del misterio de Cristo y "manifes– tar y comunicar la caridad de Dios a todos los hombres y a todas las gentes". (A. G. 10). A nivel personal, todo discípulo de Jesús tiene una específica responsabilidad misionera: por la lógica misma de la fe y por el dinamis– mo intrínseco de la propia experiencia religio– sa. * * La fe explícita en Cristo Señor nace so– lamente a través de la comunicación di– recta entablada con quienes no lo co– nocen. "¿ Cómo van a creer sin oír ha– blar de El? ¿ Y cómo oirán si nadie les predica? ... " (Rom 10,14). Y la experiencia cristiana auténtica im– pulsa inevitablemente a comunicar a los otros los valores y las riquezas de la vida religiosa. Toda fe existencialmente vivida es por necesidad misionera. "Lo -21-
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