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B. NUESTRA ORDEN EN LA MISION DE LA IGLESIA Vocación franciscana: vocación misionera 10. Toda vocación franciscana es fundamen– talmente misionera. El proyecto evangélico de vida del franciscano implica, radicalmente, una espontánea dimensión apostólica sin fronteras. Como es sin fronteras el Evangelio de Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Me. 16,15). San Francisco había comprendido así su vo– cación y la vocación de sus hermanos : "El Se– ñor ha elegido y enviado a los hermanos por el bien y la salvación de las almas de todos los hombres del mundo; y no solamente en tierras de cristianos, sino también entre los infieles serán recibidos y ganarán muchas almas". (Es– pejo de perfección, 65 ; I Celano 35 ; San Buena– ventura, Leyenda mayor, IV, 2). Por ello justamente nuestra Orden es "una fraternidad apostólica que cumple en la Iglesia el deber de servicio para con todos los hom– bres". (Const. 140, 4). 11. Entre los diversos modos de realizar el carisma apostólico de la Orden, está el de algu– nos hermanos que, viviendo como "hombres evangélicos en verdad, sencillez y alegría" (Cons. 141, 1), anuncian el Evangelio en un con– texto particular: entre quienes tienen mayor necesidad porque viven más alejados de Cristo. (Const. 140, 3). Esta tarea misional no comporta, de suyo, ni una vocación especial, distinta de la común vo– cación de todos los hermanos, ni un compromi– so para toda la vida. 16 -
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