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Evangelización y promoción humana 8. Por lo mismo, no existe para nosotros contraposición alguna entre salvación espiritual y desarrollo del hombre ; al contrario: existe una integración de valores. Cierto que nuestra acción m1s10nera no se agota en la promoción humana, pero, con su fermento evangélico, la crea; más aún, la exi– ge, ya que el hombre es imagen de Dios. Debemos, por tanto, mantener una justa sín– tesis entre evangelización y humanización o pro– moción humana. Entre el extremo de una re– ducción del Evangelio a la pura fe, al culto y a la salvación del alma, y el otro extremo de un consagración radical a los problemas huma– nos y sociales hasta el uso de la violencia y de la revolución, debemos predicar la salvación in– tegral, la liberación total del hombre por medio de Jesucristo. Sea nuestra obra de promoción y de desarro– llo el fruto de una clara concepción del hombre a la luz de la fe y del convencimiento de que no es extraño a la evangelización el esfuerzo por superar todo aquello que condena a los hombres a quedar al margen de la vida: cares– tías, enfermedades crónicas, analfabetismo, de– pauperación, injusticia y opresión a todos los niveles... Objetivo eminente del evangelizador debe ser todo cuanto se refiere a la dignidad y a la integridad del hombre (E. N. 30). 9. Nuestro servicio vaya dirigido con pre– ferencia hacia aquellos hermanos que tienen mayor necesidad de promoción, sea material o espiritual. Por eso nuestro compromiso misione– ro de evangelización integral debe tener como - 14 -
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