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nos, en muchos aspectos relativos a nuestra presencia en el mundo íbamos a la zaga de la Iglesia. Sufrimos de «in– sensibilidad psíquica» en relación a los problemas del mun– do: un hecho comprobado, incluso a través de las varias encuestas realizadas en la Orden en los últimos años. Debemos superar aún ciertas actitudes clericales. Fre– cuentemente tenemos tendencia a apoyar a las clases al– tas que nos apoyan. Nuestra actitud frente al mundo tal vez es un reflejo de los «mass-media». b) Luces 80. La reciente renovación de nuestra Orden mani- Nuevos festada con evidencia en la revisión de las Constituciones de 1968, y continuada por el CPO y por muchos otros en– cuentros locales, nos ha abierto pistas impensadas hacia el futuro. Nuestro nivel de concientización en relación con lo que sucede en el mundo actual y con lo que constitu– yen exigencias concretas del proyecto fraterno de Jesús para nosotros, se ha enriquecido decisivamente en estos últimos años. Prueba de ello es, entre otras cosas, la nue– va manera de considerarnos «personas», en nuestras re– laciones mutuas y en la práctica de la obediencia. Esperamos que la Orden tome seriamente en cuenta la realidad, y como en los primitivos tiempos se ponga a la escucha de su vocación original para realizar opciones decisivas. B) Criterios y motivos para nuestras opciones 81. Un primer criterio es el respeto de los derechos humanos en el centro de nuestras preocupaciones; reac– cionar cada vez que un ser humano, o un pueblo, es obje– to de injusticia, que es obstaculizado en su desarrollo nor– mal, que es excluido del derecho a la coparticipación en todas sus formas (Cfr. Const. 99, 1-2); intervenir cada vez que la naturaleza es violentada y agredida. 82. Jesús se inmoló por la causa del hombre. El es el «Justo» (Is. 45,8), «nuestra Paz» (Ef. 2,14), apasionado 49 caminos de futuro Respeto de los derechos humanos Lucha por el hombre

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