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Pasión. Esta opción minorítica nos permitirá acercarnos a todos fraterna y gozosamente. C) Algunas pistas de acción Bienaventuranza 37. Convencidos de que la pobreza evangélica es un de la don de Dios, un valor y una bienaventuranza, mientras nos pobreza esforzamos para que los hombres tengan una vida digna de los hijos de Dios, ofrezcamos con nuestra vida, vivida con alegría, y con nuestra predicación el valor evangélico de la pobreza a los ricos y a los pobres. Valiente revisión de vida Signos concretos de pobreza Inserción entre los pobres Esta pobreza exige de nosotros la plena disponibili– dad para los otros de nuestras capacidades, nuestro tiempo y nuestros bienes. 38. A la luz de las Constituciones (núm. 60,6) y del 1CPO núms. 46 ss.) es necesario encarar, ante todo, una audaz revisión de vida, a nivel persqnal y comunitario, so– bre el uso de nuestros bienes, sobre la austeridad y mino– ridad de nuestra vida y sobre la orientación preferencial de nuestra actividad. 39. Nuestra opción voluntaria de pobreza radical (cfr. Const. núm. 43) exige el abandono de nuestras cosas no necesarias en favor de los indigentes. Para llevarlo concretamente a la práctica, cada fra– ternidad provincial o local, con un espíritu de coparticipa– ción y de solidaridad debe determinar un porcentaje de las entradas para devolverlo a los pobres. Nuestra pobreza implica, asimismo, la participación de todos en los servicios y en los trabajos de la fraterni– dad, incluso con el objeto de evitar, en lo posible, el em– pleo de personas ajenas a la fraternidad. 40. En cumplimiento de las Constituciones (núm. 60,6) favorézcanse de una manera eficaz las fraternidades de inserción entre los pobres y marginados. En la formación inicial, en coherencia con nuestro es– tilo de vida, que debe ser similar al de los pobres y nece- 30

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