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111. NUESTRA VIDA DE POBREZA Y MINORIDAD ENTRE LOS POBRES 29. Nuestra vocación como capuchinos, según la vida y regla de san Francisco, comporta nuestra condi– ción esencial de pobres, y en cuanto tal, es en sí misma testimonio y signo profético. Por lo mismo, retornemos preferentemente a los pobres, necesitados y sufrientes de toda clase, con un espíritu de comunión y coparticipación, en Eli estilo de la minoridad propia de la Orden. Aquí des– tacamos solamente algunos aspectos de la pobreza, re– mitiendo para todo lo demás a las Constituciones y a los otros Consejos Plenarios. Estos aspectos que nos pare– cen de mayor actualidad para el mundo de hoy se refie– ren esencialmente al estilo de vida y al compromiso pastoral. A) Análisis de la situación actual Pobreza como signo profético 30. Muchos no alcanzan hoy a satisfacer las nece- Causas sidades primarias materiales, culturales, sociales y espiri- de la tuales. El fenómeno es el resultado de causas que esca- miseria pan muchas veces al control de la voluntad humana; pe- ro que también son fruto del egoísmo de los individuos, de las naciones, de los bloques políticos, militares y eco- nómicos, los cuales crean estructuras de opresión y de permanente injusticia. En este contexto «los menores», puesto que nada tienen, ni saben, ni pueden, están con- denados muchas veces a callar y a convertirse en vícti- mas de una historia decidida por otros. Muchas otras personas carecen de otras necesida– des vitales, están insatisfechas por la falta de instrucción, de integración social y del sentido de la vida, y sufren por– que no son comprendidas en su soledad, en sus sufrimien– tos y conflictos interiores. 31. Al igual que la sociedad, la Iglesia está marcada Divisiones también por la división entre personas, entre iglesias ri- en la cas e iglesias pobres. Hay problemas que todavía no han Iglesia sido estudiados adecuadamente y con una atención pas- 27

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