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l. LA CONTEMPLACION EN NUESTRA VIDA Y ACTIVIDAD APOSTOLICA 1. Nuestra presencia en el mundo y en la Iglesia exi– ge como elemento fundamental la contemplación. Esta constituye una especie de itinerario de interiorización pro– gresiva, una vuelta al «lugar del corazón» que es el «lugar de Dios», una intuición del Absoluto que ilumina la vida entera. La contemplación es una experiencia esencialmente personal que surge de lo íntimo del ser humano, confron– tado así con el misterio de Dios. Por lo tanto, cualquier lenguaje resulta inadecuado para expresar, su inefable riqueza. Enfrentados con nuestra vocación profética y apos– tólica, sentimos la exigente llamada a esta dimensión con– templativa propia de nuestro carisma franciscano: vivien– do en intimidad con Dios y contemplando en el hombre la imagen del Hijo, nos convertimps en apóstoles de Cristo. Importancia de la contemplación 2. Nuestra Orden celebró en 1973 (Taizé) un CPO Contribución sobre la oración, y dedicó un rico capítulo de las Consti- del v CPO tuciones al mismo tema. El V CPO intenta, más que na- da, subrayar algunos aspectos esenciales de la contem- plación para nuestra vida y actividad. A) Los nuevos contextos de la contemplación 3. Constatamos en el mundo actual que el desarro– llo, en todos sus ámbitos, ha aportado numerosos benefi– cios a la humanidad: una elevación de la cultura, relacio– nes interpersonales más profundas, potenciación de nues– tras capacidades, comunicaciones más flúidas, un mejor nivel de vida, etc. Esta evolución ha contribuido a desa– rrollar el nivel afectivo, la capacidad intuitiva, un sentido crítico más maduro y una apertura más consciente hacia la verdad. Los medios de comunicación han ensanchado 9 Aportaciones y peligros de los nuevos contextos

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