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tras reuniones, además nos divertía mucho las pláticas de sobremesa en las que intercambiábamos expresiones mexicanas y españolas, con lo que nos· conocíamos más. _ Durante nuestra estancia en la casa que amablemente nos brindó el Rvdo. Mora, que antaño funcionó como convento, descubríamos cubiertos de mesa dorados; con esto nos sentíamos en un palacio, lo cual fue motivo de bromas durante la toma de alimentos; además, ameritó que quedaran para siempre grabadas en fotografías . Este convento estaba equipado con todos los implementos necesarios para nuestra jornada; todavía creo estar escuchando un altavoz que era "aporreado" desde temprana hora por el Capuchino invitando a las jóvenes a asistir a nuestra reuniones; aquello parecía una feria pueblerina. Esta jornada, sin lugar a dudas, fue de revela– ciones. Concepción Paredes se manifestó como una gran oradora; vienen a mi memoria aquellas palabras de reflexión e invitación a la práctica del Evange– lio, por lo que todas las jóvenes quedamos conmovidas . Los esfuezos empren– didos y las oraciones del grupo fructificaron; aquí surge la segunda aspirante al noviciado; una joven presente en esa jornada vocacional, nos comentó sobre un familiar que estaba dispuesto a emprender la vida religiosa y espera– ba la oportunidad de iniciarse; de inmediato nos pusimos en contacto con esta joven, quien llegaría a ser la segunda aspirante al Noviciado, la señorita Daría González González, a quien todos la llamamos de cariño "Darita", una joven de dulce semblante y completa entrega; iqué felices estábamos todos!, y por cuántas bendiciones debíamos agradecer al Señor, que con estas manifestaciones nos indicaba que ese era el camino a seguir. Con la integración como postulantes de las jóvenes mencionadas, culmi– nó la fructífera visita que en el año de 1979 realizó el Capuchino, quien an– tes de partir a la Madre Patria, dejó establecido un programa de trabajo a cumplir en el siguiente semestre de 1979, en el que se incluían reuniones del grupo de agregadas, organización de eventos de beneficencia como: bazares , posadas, etc., además del apostolado que individualmente debía desempe– ñarse por cada Agregada. De esta manera se recibe el año de 1980 . Af\/O DE 1980: En este año regresa el Capuchino Emilio Lozano Mateas, quien es espera– do con entusiasmo y cariño del grn po; con su llegada sentíamos fortalecer– nos y asistíamos con más ahínco a nuestras reuniones, que en un gran por– centaje del tiempo que ahí estábamos, lo aprovechábamos en la organiza– ción del todavía inexperto del grupo. En este año, se traslada la Casa del Buen Samaritano, que representa nuestro principal centro de misión, a su domicilio actual de Belén No. 581 , ubicado precisamente a un costado del Hospital Civil de esta ciudad, ya que el anterior edificio comenzaba a ser insuficiente para la afluencia de personas que diariamente se registran en esta casa. El nuevo edificio es mayormente funcional para el desempeño de la obra, ya que la distribución de la casa es como sigue: 57
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