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Quiso la suerte que una servidora fuera el primer contacto a través del cual aquella causa debía de principiar su largo camino ya que el día que me habló el Capuchino de su objetivo me impresionó profundamente, por lo que de inmediato estuve dispuesta a aportar un poco de mi tiempo libre co– mo apoyo a sus intenciones; así de esta manera, siguiendo las instrucciones del Capuchino efectué invitaciones a algunas amistades y se inició el primer g~po de futuras agregadas, cuya misión ya estaba necesitándose con urgen– cia: Dar a conocer la obra. El primer grupo se inició con las siguientes personas: 1.-Srta. Celia Villalobos. 2 .-Srta. María Quintero. 3.-Srta. Bertha Córdova. 4.-Srta. Elena Escobedo. 5.-Sra. Esperanza Contreras. 6.-Srta. Martha Arce. 7. -Srta. Verónica Palanca. 8 .-Srta. Concepción Paredes. 9 .-Srta. Laura Noemí Partida. 10.-Srta. Ana Elia Paredes. 11.-Srta. Alicia Prado. Ahora, lo importante era también, mantener la unión y el entusiasmo de aquel grupo. Así se continuó con el paso impostergable del tiempo y durante ese verano de 1979, asistimos semanalmente a los retiros espirituales dirigidos a despertar en el grupo el deseo de servir, que tan atinadamente desarrollaba el Capuchino y el día 10 de Julio de 1979, conocimos los estatutos que rigen a los agregados y a las Misioneras Capuchinas y aceptando la responsa– bilidad que aquello implicaba hicimos la promesa ante Nuestro Señor, con lo que quedamos formando parte integral de la congregación bajo el nombra– miento de "Agregadas a las Capuchinas Misioneras". Los esfuerzos realizados por el Capuchino y el noble ejemplo que brinda– ba Sor Pilar, prontamente empezaron a dar fruto; de entre las personas alo– jadas en la Casa del Buen Samaritano, una joven manifiesta su entusiasmo por integrarse a la comunidad y espera a ser admitida como postulante; ella es la señorita Alicia Pardo Medina, originaria del Estado de Sinaloa. De esta manera contaba con la primera joven dispuesta a brindarse enteramente · al servicio de Dios, Durante el mes de Julio de 1979, d Capuchino conoce al Rvdo. Mora de Yahulica, Jalisco y aprovechando el providencial encuentro, se llega al acuerdo de celebrar jornadas vocacionales en esa población con la participa– ción del grupo de Agregadas . Ahora recuerdo lo mucho que nos divertimos porque andando por los caminos del Señor, descubrimos también alegría y diversión, ya que cada una de las compañeras que estuvimos presentes aportaron ideas, bromas y juegos, sintiéndonos cada vez más en familia; por otro lado, el Capuchino resultó ser sumamente jovial y ocurrente, cualidades con las que amenizaba nues- 56
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