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estados limítrofes, carentes de posibilidades para costearse comida y hospe– daje, durante los días de consulta o convalecencia, o que deben acompañar a familiares enfermos. -Pues yo estoy necesitando, me dijo, unas religiosas para esta obra... -Quizás, le repuso el P. Emilio, quiera Dios que yo venga a ayudarle para encontrarlas.. . · Lo primero que hicimos fue comprar o mejor apalabrar la compra de una vivienda que nos agenció Carlos Lozano en la Calle Tikal núm. 228 . En ella quedaría Sor Pilar y más tarde, cuando se quedase en la Casa del Buen Samaritano, serviría para las primeras reuniones de jóvenes que se nos fueran juntando. Conseguimos incluso nos diese permiso para celebrar la Santa Misa y tener reservado el Santísimo durante el tiempo que permane– ciese el P. Emilio en Guadalajara. Sor María Pilar, dada la distancia de nuestra casita a la del Buen Sama– ritano, decidió quedarse a dormir en esta última. Ya habíamos solicitado permiso del Arzobispado para establecernos en él. Y un buen día se presentó un Monseñor de la Curia a informarse directamente de nuestra Congrega– ción . Al ver a Sor Pilar en aquella improvisada celda, preparada en lo que servía de oficina y almacén, le dijo el Monseñor : -Pero, ¿aquí vive Vd.? -Sí, Monseñor, yo pienso que esto es hacerse de verdad pobre con los pobres. Es nuestro estilo de vida. Ya sé que no es ninguna novedad, pues lo estrenó Cristo con su Encarnación y éste es también el auténtico espíritu de San Francisco ... El enviado episcopal quedó un tanto desconcertado. Pero no pudo negar que allí estaba el testimonio vivo de una religiosa postconciliar, quizá no de muchos conocimientos teóricos evangélico-sociales, pero enteramente inmersa en la verdadera "Iglesia de los pobres", otra nueva Teresa de Calcuta. Sor María Pilar, a pesar de su valiente y acertada respuesta a Monseñor, quedó temblando por el temor de una mala información en la Curia y la consiguiente negativa para la aprobación de la obra de las Capuchinas Misio– neras del Trabajo en la Archidiócesis. El Delegado del Sr. Cardenal debió pensar las cosas de muy distinta manera. A los pocos días, llegaba a España el documento de aprobación a la Superiora General. NOTA: Para mayores informes sobre la Fundación de Guadalajara, consultar el Calendario de EL SANTO, años 1981 y 1985. Más la Crónica de las "AGREGADAS" en Guadalajara de la Srta. Noemí. 46

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