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CAPITULO X LA COLONIA ESCOLAR DE TAMA (POTES) Otra labor en que las Capuchinas Misioneras del Trabajo tuvieron parte muy activa fue su colaboración en los campamentos de verano o colonia escolar que organizó durante dieciocho años ininterrumpidos el Colegio Escolanía de San Antonio. Tuvo además mayor importancia este aposto– lado porque ello ocasionó la donación a las religiosas de una casa para este fin en el pueblecito de Tama, a 4 Kms. de Potes (Santander). A una de las convivencias de la Hermandad Sacerdotal Franciscana, fundada por el P. Emilio en la iglesia de San Antonio, asistió un sacerdote de Potes, D. Desidero Gómez, encargado de custodiar el derru(do monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se venera el trozo mayor del "Lignum Crucis" o cruz del Señor. El sacerdote, sabedor del proyecto del Colegio de organizar un campa– mente de verano, pronto ofreció su ayuda y permanencia gratuita en dicho Monasterio. Se hicieron algunos imprescindibles preparativos, y allá nos fuimos. Ya contamos en aquel verano, con dos Capuchinas Misioneras del Trabajo: Sor María Pilar García y Sor Leonor Paniagua, quienes serían las responsables de la limpieza y quienes condimentarían nuestra sobria comida campamental. Por aquel tiempo se dieron unas Misiones Populares en Tama. Volvimos a encontrarnos con D. Desiderio que nos habló de un señor "Indiano", D . Luis Cuevas, en cuya casa se hospedaron los misioneros y que estaba sólo en el mundo desde la muerte de su señora, hacía algunos años. Este señor poseía otra casa, junto al río Deva y nos la ofreció desinteresada– mente para establecer en ella la Colonia Escolar o Campamento de Verano. Alguna pequeña reforma de lo que fuera "BAR LAS BOLERAS", la cons– trucción de una capilla y poco más que posteriormente se fue haciendo y quedó lista para, en años sucesivos, llevar allí a los niños del Colegio Escola– nía de San Antonio, durante un mes del verano. La donación tuvo sus dificultades por estar edificada aquella casa en terrenos comunales, aunque anteriormente cedidos por el mismo pueblo a D. Luis en compensación al arreglo de las escuelas locales. El motivo fue porque D. Luis se entusiasmó enseguida con aquella bonita obra social que realizaba en sus últimos años y sobre todo, porque las Religiosas se compro– metieron a su asistencia postrera como así lo cumplieron, hasta su muerte. Ninguna otra cosa les dejó; pero fue un caso ejemplar de caridad para con él y todu el pueblo fue testigo de su entierro solemne que contó con la presencia del Coro de Niños Cantores, vestidos de blanco y de las Religiosas Capuchinas, única_familia que le despidió de este mundo. 43

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