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CAPITULO V VARIAS FUNDACIONES El Señor seguía bendiciendo a la Congregación con muchas pruebas y varias fundaciones. El 30 de Mayo de 1958, después de muchas y prolonga~ das gestiones, se hacían cargo de la Casa Sacerdotal de Jaén. Los aconteci– mientos se sucedieron así : El Ilmo. Sr. Vicario de la Diócesis de Jaén, D. Agustín de la Fuente, natural de la Provincia de Santander, solía pasar sus vacaciones anuales en la Casa Sacerdotal de esta ciudad y, al comprobar la labor laudable de nues– tras Religiosas, propuso al Sr. Obispo de Jaén, pedirlas para la Casa Sacerdo– tal de aquella diócesis, casa que entonces se hallaba en período de construc– ción. El mismo Sr. Obispo, Ilmo. D. Félix Menjía, quiso que fuésemos antes para disponer las habitaciones y demás dependencias que habrían de reser– varse para las Religiosas. Aunque no muy amplias, porque se trataba de unos locales de la primera planta destinadqs para tres familias, eran suficien– tes y adecuadas para las cortas exigencias de nuestra pobreza. Se mantuvie– ron allí las religiosas hasta Junio del 69. Aunque hubo que abandonar esta fundación de Jaén por causas ajenas a nuestra voluntad, es justo que consignemos aquí la última carta que escribió D. Agustín de la Fuente, en nombre del Sr. Obispo, como contestación a la Superiora Mayor cuando le comunicó la decisión de abandonar aquella . Residencia. Dice así: VICARIO GENERAL DEL OBISPADO DE JAEN : 11 de Abril de 1969. 24 M. Rda. M. Sor Aurora Rueda Gómez . Superiora General de las Religiosas Capuchinas Misioneras del Trabajo. Muy Rda. Madre: El Sr. Obispo ha recibido, y yo también, el oficio que Vd. ha remitido sobre el cese de las Religiosas en la Casa Sacerdotal de Jaén, y me manda el Sr. Obispo que la escriba yo en su nombre, para que aceptando el cierre de la Casa Sacerdotal, por razones de fuerza mayor, como es la imposibilidad de enviar nuevas religiosas, sin embargo propone y pide que las r,eligiosas continuen hasta finalizar el mes de Junio, en que pueden ausentarse los Jesuitas para tomar sus vacaciones, y los demás tienen tiempo hasta entonces de buscarse un nuevo aloja– miento. De esta manera no se llama la atención, pues verán que la Casa se cierra por falta de sacerdotes residentes, pues no se justifica tenerla abierta para dos o tres sacerdotes, y las Hermanas marcharán con toda sencillez y con todos los honores; además es imposible e improcedente

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