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mismos. UnáCuaresma auténtica, como proceso catecumenal de purificación e iluminación, se juega en estos niveles personales. Ahí debemos establecernos. Lo demás son adornos o añadiduras; son medios, consecuencias, entorno. No son despreciables, pero la atención se centra ¡en el centro! ·· Comunidad Cosa similar hay que decir con respecto a la comunidad en camino cuaresmal. Hablo ahora de la comunidad que acapara mi vida, de la comunidad como grupo religioso, más bien que de esa comunidad más dilatada que es la Parroquia. La comunidad puede armar un montaje pío para dar al tiempo de Cuaresma otro aire. Habla quien está viviendo en una comunidad. Puede decir, por ejemplo, que los viernes, por diálogo y acuerdo de los hermanos, habrá tales privaciones en la mesa, y que además el Vía Crucis va a ir marcando semanalmente la piedad de los hermanos. Entiéndase: Todo esto es andamiaje deleznable, si no se ha arrancado del centro. Se precisa volver a las preguntas cruciales. ¿Qué quiere decir para la comunidad en cuestión, ahora y aquí, conversión al Señor? Porque un plus de actos espirituales, o un recorte de satisfacciones corporales no operan por sí el cambio que se llama conversión. Acaso ésta comience cuando un día explota una tensión latente que hacía a los hermanos educados y recelosos. No podemos llevamos a engaño. Una Cuaresma a fondo de un grupo de hermanos, de hermanas, es sin comparación más que una programación de actos espirituales y de penitencias. Y eso que decimos aquí de la comunidad religiosa, ¿no podría valer también para otros tipos de comunidad o agrupación de creyentes? Una Cuaresma es volver el rostro al Señor. Una Cuaresma es un desafío a nuestra fe, al diálogo sincero con nuestros hermanos en un proyecto de vida evangélica. 69
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