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Oferta y acogida Este libro cae en manos de un cristiano que quiere vivir la Cuaresma. El tiempo, con ojos de vidente cristiano, es una realidad ungida por una presencia. Es una de las formas con que Cristo queda sacramentalizado en nuestra existencia terrena. Nosotros vivimos y lo que se va a ir desplegando delante no es ni una incógnita ni un calendario amorfo y neutral. El Señor va a ir actuando como compañero de un camino, a cuya meta él ya ha llegado. Este sentido de tiempo sacro es una nota de nuestra fe cristiana, y supone que nosotros creemos en el Dios de la Creación y de la Historia y en un acontecimiento que ha introducido un giro definitivo en el universo. Fue un día en la línea de los siglos, cuando el Hijo de Dios se hizo individuo concreto de la Historia, vecino del acontecer humano. Murió, sí, pero el Padre con la fuerza del Espíritu lo resucitó, lo sacó del reino oscuro de la muerte, y lo resituó en el mundo como vida perenne, como cauce de todo lo que ha de ir sucediendo, como regazo de todo amor, de todo pensamiento. Esta visión mística de los siglos hace que nosotros demos una hermosura divina a cualquier acontecimiento trivial de la existencia. La pobrecilla historia humana, entretejida de pasión y de zozobra, siempre será la historia de una esperanza que no cae en el vacío. 5

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