BCCCAP00000000000000000000671
semanal en la bandeja de misa-los veinte duros, por ejemplo– con la cual el cristiano practicante cree cumplir, a nada que uno escarbe en la fe le puede parecer una miseria. ¿Podemos hablar de solidaridad con el mundo de los pobres, mientras uno no haga cuentas económicas en serio, compulsando los tantos por cientos de sus gastos? Un punto de referencia muy sencillo: ¿Cuánto dedico al año a ocupaciones placenteras, que pueden ser legítimas evasiones, y cuál es mi tributo a los pobres ... ? Planteada así la cuestión los números se descomponen, porque el don sagrado a los pobres no puede quedar en unas migajas, sino que tienen que ser una parte del pan de la mesa. Claro que este enfoque supone que el cristiano ha avanzado en la fe y que las palabras del Evangelio le suenan a compromiso inmediato. La Cuaresma es un tiempo serio para pensárselo, si bien la obligación es permanente. 59
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz