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Los obispos de nuestra Conferencia determinaron en su día que la abstinencia de carne los viernes del año fuera de Cuaresma puede suplirse de otro modo. «La abstinencia de carne, impuesta por la ley general, puede sustituirse, según la libre voluntad de cadauno de los fieles, por cualesquiera de las varias formas de penitencia recomendadas por la Iglesia, como son: a) ejercicios de piedad y oración, preferentemente en familia o en grupo (por ejemplo, la participación en la santa misa, lectura de una parte de la Sagrada Escritura o de vidas de santos, el rezo del rosario y otros); b) mortificaciones corporales (ayuno, privaciones voluntarias en la comida o bebida, en el fumar o en laasistenciaa espectáculos, abstención de manjares costosos o muy apetecibles, etc.), e) obras de caridad (visita de enfermos o atribulados, limosna, etc.)». Así determinaba en una asamblea plenaria (3 diciembre 1966), luego de la publicación de la constitución Paenitemini. 3 La oración en el combate del desierto A continuación el Espíritu le empuja al desierto, dice san Marcos hablando de la Cuaresma de Jesús; y continúa: Y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían (Me 1,12-13). Esto es todo -dos versículos- de aquella Cuaresma inaugural de Jesús, cargada de vida y combate, de misterio, de esperanza. Hay en esta pincelada unos elementos de extraña y potente fuerza sugeridora: el Espíritu, el combate satánico, los animales del campo que pueden ser evocación de la condición adámica del hombre en el Paraíso, y ese «los ángeles le servían», que son la corona de la victoria. A Adán y Eva se les lanzó del Paraíso. Entonces Yahvé Dios... puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida (Gn 3. J. IRIBARREN (ed.), Documentos de la Conferencia Episcopal española (1965-1983). BAC 459. Madrid 1984, 107-108. 55
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