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El segundo el Martes Santo. Is 49,1-6: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. El tercero el Miércoles Santo. Is 50,4-9a: No tapé mi rostro ante ultrajes. El cuarto está reservado al Viernes Santo. Is 52,13-53, 12: Elfue traspasado por nuestras rebeliones. Cuando el Nuevo Testamento ha meditado el libro de Isaías, en estas páginas ha visto a Jesús. San Mateo, por ejemplo, se ha complacido en citar por extenso a Is 42, 1-4 (en Mt 12, 18- 24) para dibujar la efigie de Jesús en medio de los hombres: «.. .los curó a todos, y les mandó enérgicamente que no le descubrieran» (vv. 15-16). Ante tales hechos inmediatos y elementales, elucubraciones exegéticas sobre la primera realización de la imagen del Siervo de Yahvé nos puede distraer. Para nosotros, creyentes celebrantes, el Siervo de Yahvé es sencillamente Jesús. ¡ Qué admirable visión para ahuyentar de nuestra fantasía engañosos proyectos de grandeza, lomismo cuando pensamos en nuestro camino personal que cuando pensamos en la Iglesia! Jesús, el que el Padrehaquerido, el que han vislumbrado los profetas, es el Siervo. Yen lafase de estemundotransitorio, la redención tiene una palabra: el dolor, la humillación..., la Cruz. Esto valió para Jesús. Esto vale para la Iglesia, esto vale para mí. Celebremos la Pasión del Señor, contemplando al Siervo Crucificado. La Misa crismal: los óleos y el crisma de un pueblo sacerdotal Hay al final de Cuaresma una Misa que reúne en torno al obispo al clero y pueblo fiel y que tiene un sentido específico y diferenciado. No es una Misa cuaresmal con cantos 47

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