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accede y responde: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber...» Qué o quién es el don de Dios, se han preguntado los exegetas. Y la respuesta está en lamismafrase -asíBultmann- en ese «y» de la frase, un «y» que técnicamente se llama explicativo, epexegético..., esto es, aclarativo, ecuacional de lo que se acaba de decir. El don de Dios no es otro que «el que te pide de beber». Jesús es el don de Dios. ¡El don de Dios! Jesús lo es. El es la puerta, él es el camino, él es la vida, él es todo. El es el don de los do:nes de Dios, porque en él reside la plenitud de la divinidad. El es el que puede dar el agua viva, el agua manante que sentiremos borbotear dentro de nosotros, la que mata la sed, la que bulle, la que salta hasta la vida eterna. ¿Será el Espíritu Santo? ¿Será la gracia? Somos libres de pensarlo. Lo que sabemos es que quien tiene a Jesús tiene el agua viva. Pero sigamos leyendo. ¿Qué pasó? Que la mujer de Samaría bebió de esa agua viva, y al gustarla supo que su vida vieja había terminado y que la nueva acababade comenzar. Se le dio el espíritu de adoración en espíritu y en verdad; se le dio una fe tan potente que pudo contagiarla a sus compaisanos de aquella región «non grata». El agua viva hacía que el páramo comenzara a ser un vergel. Y todo sucedió porque alguien, junto al manantial de Jacob, daba la verdadera agua viva brotada de la roca. Los catecúmenos que, bajo la canícula, hacen su travesía para llegar a la fuente bautismal pueden verse perfectamente retratados en el corazón de la mujer del mediodía. Pero, sobre todo, lo que van a reconocer es que, al llegar a Jesús y beber de él el agua viva, al recibirle a él como don de Dios, van a experimentar el milagro: pasó lo viejo y todo es nuevo. Y el causante de todo ello, el protagonista de la vida nueva que irrumpe es Jesús, sencillamente él. La Cuaresma nos quiere llevar a este encuentro con Jesús, don del Padre y manantial de agua viva, primer encuentro para quienes vienen de fuera y bautizados disfrutan de la novedad de la vida cristiana, 21

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