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a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (vv. 3-4). No cabe duda de que el protagonista, el verdadero agente del bautismo, es Cristo. El hombre es el recipiente, para lo cual ha tenido que abrir el oído, doblegar el corazón, escuchar en espíritu de docilidad y obediencia y acudir a las aguas..., pero ha sido Cristo, el Señor, el que está realizando su obra esplendorosa. Ha sido Cristo en esa triple modalidad de su misterio pascual: muerte, sepultura, resurrección. La muerte y sepultura son acontecimientos que pertenecieron un día a nuestra historia, a nuestra intrahistoria, que ya pasaron, pero que están en el bautismo, porque somos incorporados a ellos. Un discurso análogo vale para explicar la óptica de Cuaresma. Si le ponemos a Cristo en el centro y en tomo a él tratamos de explicar el acontecer anual de Cuaresma, entenderemos mejor lo que pasa dentro. y sobre todo apuntaremos con mayor exactitud a lo que es la verdad genuina de las cosas. Por aquí va la explicación mistagógica de la Cuaresma, explicación por la que queremos avanzar al paso de los domingos. Al abrir el Misal, vemos que no andamos descaminados. En el domingo primero oramos así en la oración colecta: Al celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo según su plenitud. Entender y vivir, ése es el objetivo. Penetrar el misterio con sabiduría interior, fundir la vida en él y proyectarlo. Jesús tentado: vencedor del demonio y del pecado El paisaje del primer domingo de Cuaresma está patente. Es el desierto, donde Jesús entraen combate. Bajando de Jerusalén a Jericó, en aquellos parajes áridos, refugios de anacoretas y 16
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