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240 ANSELMO DE LEGARDA el mes de mayo del año pasado de 76, en la primera m1s1on que princ1p1e y, por ella, no pude continuar en esta ciudad» 9 • Tres páginas más adelante hace constar oómo el director espiritual le quitó los deseos de morir y le predijo que tenía que misionar en varias ciudades: Toledo, Madrid, Zaragoza. Lo de Zaragoza tuvo especial resonancia, pues ·el Beato lo tomó, según dice allí, por auténtica profecía y ello contribuyó a aumentar la aureola del misionero en la ciudad del Ebro en 1786. Los primeros ataques al siglo ilustrado (1777-79) Vuelve a Sevilla en 1777 y largos meses se consagra a la predicación en distintas iglesias de la ciudad. Uno de los sermones de la catedral va dedicado a Santa María Magdalena, sermón que se imprime seis años después y se reimprime posteriormente 10 • El sermón de Santa María Magdalena nos ofrece las primicias de las enseñanzas del predicador sobre el siglo ilustrado 11 • En él distingue, define y condena. « Y ¡ cuántos, peores que Lucifer en esta parte, o no creen lo que deben creer (tales son los incrédulos de estos tiempos), o no creen como deben, y éstos son los libertinos y filósofos de que abunda nuestro siglo! » 12 • Monstruosa gravedad la de incredulidad temeraria y maliciosa, según San Pablo. « Con no menor eficacia y claridad hablan las divinas Escrituras 'CO III, 73. 10 Véase S. de Ausejo, ob. cit. 22. Para todos los datos sobre ediciones y reediciones es indispensable la consulta de esa Reseña. Y no son tampoco para olvidadas las páginas XIX-XXX de la introducción, referentes al contenido y significación de las obras de fray Diego. Imagino que sería interesante ir confrontando las ideas y juicios del Beato en ese sermón y en otras páginas suyas, con las ideas y juicios que emanaban de· Roma. El Beato era devotísimo del papa y de su doctrina. Y el papa Pío VI (1775-99), en la carta dirigida a los obispos de la cristiandad con motivo de su elección y para confirmar el año santo anunciado por su antecesor, lamentaba los progresos de la impiedad y de la falsa filosofía. Félix Amat (Tratado de la Iglesia de Jesucristo XII, Barcelona 1803, 34s), reproducía a los pocos años un párrafo de ella: « No se contentan esos filósofos corrompidos con esparcir por todas partes las tinieblas de la impiedad y arrancar la religión del corazón de los hombres. tntentan, además, romper todos los vínculos que unen a los hombres entre sí y con los que gobiernan. Levantan la voz y anuncian con gran aparato que el hombre nació libre. Repiten sin cesar que no está sometido al imperio de nadie y que la sociedad no es más que una multitud de ignorantes, cuya estupidez se postra delante de los sacer– dotes que los engañan y de los reyes que los oprimen. A la santa unión entre el sacerdocio y el imperio procuran representarla como una bárbara conspiración contra aquella preten– dida libertad o independencia que fingen natural al hombre. Tan monstruosas extravagancias y tantos otros semejantes delirios, encubiertos con tanto arte, ¿ quién no ve que están amenazando la ruina del reposo y tranquilidad pública, tanto más cuanto mayor es la indolencia en reprimir la audaz impiedad de sus autores ? ¿ Quién no ve los sensibles estragos que causan en las almas redimidas con el precio de la sangre de Jesucristo,. cuando tan pestilencia! doctrina va corroyendo cada día más, como la gangrena, Jo que está sano, y va cundiendo en las mismas cortes de los reyes y, lo que nos causa horror, se introduce hasta en el santuario ? ». 11 CO I, 321-443. 12 CO I, 360.

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