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EL B. DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ Y EL SIGLO ILUSTRADO 257 Católica Apostólica Romana, con una dilatación y generosidad de espíritu grandísima » 11s. El 22 de enero le avisa el director espiritual: « Sobre la Corte, hay vivos deseos de que llegues y no poco temor de que abunden libertinos que andan sembrando con anticipación la cizaña. Tú sabes que te han atribuido unas indignas coplillas a los Dolores de la Santísima Virgen, y yo sé mucho más que a la vista te diré» 116 • Nuevos consejos el 25 de febrero: « Sea donde fuere la misión, no olvides lo que sobre el espíritu y modo de ella hemos hablado: el verdadero espíritu del cristianismo dulcísimamente y sin exclamaciones terribles, enseñado, explicado y persuadido con blandura y eficacia » 117 • A la una del mediodía del 7 de marzo llega el predicador a Madrid, después 'de un largo y penoso viaje, con continuos vientos fuertes y fríos. El viaje, como de costumbre, lo ha hecho a pie: ha comenzado en Ronda, ha bajado a Cádiz y por Morón se ha encaminado a la Corte. Teniendo a la vista a Madrid, se vuelve interiormente a ac,_uel pueblo: « Me sentí llevado de un extraordinario deseo de la salvación de todos sus vecinos, con especialidad de los incrédulos, libertinos, etc. ». Comienza la misión la tarde misma de su llegada, indeciso sobre lo que había de predicar. « Resolví, por último, que el primer sermón fuese una como homilía del capítulo I de Isaías, pero lo hice tan caído el interior, estéril de voces, falto de afectos, etc., que apenas podía hablar ». Princi– pia « a tratar de la fe, su necesidad y modo de creer, hacier.do presente el gran beneficio que Dios en esto nos ha hecho ». Por consejo de un amigo, muda de sistema y desde el día 13 empieza « a r:roponer las obligaciones del cristiano quoad mores por la profesión del bautismo, etc. Los concursos son grandes y de gentes de la primera distinc::ón, eclesiás– ticos, grandes, ministros, consejeros, etc.; mas me parece ::io les llena tanto como esperaban, por el concepto que tenían formado, etc.» 118 • Desde el mismo Madrid, en carta del 18 de abril, continúa informando de su misión. Sigue resignado, sin apetecer otra cosa que cumplir la voluntad de Dios, « aunque ésta fuese de que me volviese a ~a Andalucía sin conseguir fruto alguno... Los asuntos he procurado sean para gente de Corte. He hablado mucho contra la incredulidad y he predicado varios sermones directamente a este solo intento; los que, no obstante de haberlos producido con bastante ardor, pero sin descender a puntos particulares, han sido muy bien acogidos. Los concursos har:. sido según permiten las iglesias, pero se han compuesto de la grandeza, el clero, gran número de religiosos, consejeros, inquisidores, militares, títulos y demás gente lucida de la Corte». Se acaba la misión al público y el Sr. Arzobispo lo destina a las religiosas y a las cárceles. Por una exce– lentísima señora se entera confidencialmente de que el fruto ha sido realmente copioso entre la nobleza, sin descontar a la « Duquesita de m DP, 628. 116 DP, 632. 117 DP, 635s. 11, Cf. DP, 638-642.
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