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254 ANSELMO DE LEGARDA del libertinaje que casi domina y de día en día más se propaga y más corrompe los sentimientos de la religión y de la moral» 100. Camino de Toledo, el enviado de Dios llega a las poblaciones de Sierra Morena, obra de Olavide, al que cuatro años antes, en 1778, la Inquisición había condenado a ocho años de reclusión conventual, burlada por el reo con su huida a Francia en 1780. Notoria es la intervención del capuchino P. Romualdo de Friburgo en la delación inicial del fugitivo. El capuchino de Cádiz, desde Toledo, narra su paso por las nuevas poblaciones de Sierra Morena: « El 25 de febrero salimos de Ubeda y en el mismo llegamos a La Carolina, capital de las nuevas poblaciones. Aquí me detuve dos días y medio para predicar la misión, como lo hice, a tarde y mañana, en la plaza, al concurso crecidísimo de toda la comarca. En las cinco pláticas al pueblo y en la una a los muchos eclesiásticos que concurrieron, me di por entendido contra los errores de su poblador Olavide y, sin nombrarlo por su nombre, sino solamente vuestro poblador, les exhorté a detestar los errores en fe y costumbres que él les había inspirado, etc. Conocí la asistencia del Señor para esto en la claridad, eficacia y oportunidad con que hablaba. El fruto fue muy crecido. Uno fue establecer saliese el rosario de Nuestra Señora por las calles, hasta entonces no visto allí. Otro, especialísimo, el triunfo de la Santa Cruz. Esta fue una función devotísima y muy solemne. Es de suponer que en todo el pueblo no se hallaba una cruz por las calles, plazas ni campo. Esto me movió a disponer, con acuerdo del Sr. Gobernador, que es muy amigo mío y hombre piadosísimo, sensato, anciano y ejemplar, el colocar la Santa Cruz en los sitios públicos » 101 • Describe después la procesión para clavar la cruz en un alto, como a medio cuarto de legua de la población. La adoran y se vuelven al pueblo, « en cuyas plazas y sitios más principales pusimos otras seis, con mucha devoción y consuelo de todos, llorando muchos de gozo y ternura... A las doce subí al balcón y les hice una muy devota plática de los misterios de la Santa Cruz, de la devoción y veneración que debíamos tenerle y de su mística inteli– gencia para nuestra enseñanza... No omitiré decir a mi padre de mi alma que el balcón, casa y plaza donde se predicaba, era el palacio donde vivía Olavide y donde se habían visto todas las cosas contrarias. Y esto daba golpe a los prudentes y juiciosos » 102. En la misma carta, desde Toledo, le informa: « A esta hora nada sabemos de ir a la Corte: sólo sé que vienen de allá muchos señores y señoras principales... De aquí creo pasaremos a Ocaña después de Resurrección, de donde dista dos leguas cortas el Real Sitio, donde estará entonces la Corte. El Señor haga su santísima voluntad » 103 • Desde Ocaña, el 4 de mayo ofrece noticias olvidadas sobre Lorenzana: « No sé si dije a usted en mi última las prevenciones que el Sr. Arzobispo me hizo sobre mi predicación. Por si no las dije en aquélla, las pongo 100 DP, 564. 101 DP, 571s. 102 DP, 573. 10 3 DP, 574.

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