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EL B. DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ Y EL SIGLO ILUSTRADO 251 llamado a la Corte » 74 • Y en carta del mismo mes vuelve a pintarle la situación del reino necesitado de reforma 75 • En Jaén se establece en estas fechas lo que le disgustará al fiscal del Consejo cuando seis años después se implante en Zaragoza; « En el clero, de resultas de tres pláticas que en tres noches se tuvieron y les hice en la catedral, .hemos logrado se establezcan las conferencias mo– rales que, creo, serán cada quince días; y las espirituales, una al mes» 76 • Y añade en esa misma carta del 15 de mayo: « El tropel inconsiderado de la devoción de las gentes ha sido desmedido. Los soldados ha sido forzoso que asistan y aun nos van acompañando por el camino, porque es horror el bullicio de los pueblos y apenas hay respiradón ni paso libre. Dios tenga misericordia de mí» 77 • Luego, a los soldados de a pie se añaden seis de caballería 78 • Con tanto entusiasmo popular se mezclaban en ocasiones ciertos cuentos o fábulas en torno a la persona del Beato, sin que él tuviera noticia, como se lo manifestaba a su director espiritual: « Las cosas que usted me pregunta de los prodigios de Jaén, ya se las hubiera yo escrito; mas ·del todo las ignoro y aun las creo fabulosas, como lo es la muerte pronta de la que deseaba ver a Dios, pues no hay tal suceso que yo haya presenciado » 79. Los años van pasando y al director espiritual le parece que la muerte se le acerca, y, según su carta del 20 de marzo de 1781, desearía vivir para asistir a la victoria del Beato o de Dios sobre « ese monstruo de liberti– naje e impiedad que se propaga y quiere inficionar nuestra antigua relig1ón y piedad» 8u. El 23 del mismo mes el misionero manifiesta una nueva satisfacción recibida: « Este correo he tenido carta de su Excma. en la ::¡_ue me dice se logró aprobase el Rey los acuerdos de las ciudades del Puertq, Jaén, Ronda, Andújar y de la villa de Osuna en punto a comedias, que no ha sido pequeño triunfo. Ayúdeme usted a dar gracias al Señor por este beneficio » 81. Nuestro apostólico varión que en varias ocasiones expresará su honda preocupación por la incredulidad o indiferencia de algunos militares, se llenó de satisfacdcSn, como vimos, en el encuentro con el g~neral en el Puerto de Santa María y ahora torna a alegrarse en la Real Isla de León, según se trasluce de su carta de abril: « Sigo el septenario de los Dolores de Nuestra Señora con algún esfuerzo, para el que contribuye la lucida concurrencia del Real Cuerpo de Marina, Jefes y Generales, bien numerosa, por hallarse aquí la escuadra, que ha venido por algunos 74 DP, 399. 1s Cf. DP, 425s. 76 DP, 430. 11 DP, 432. " Cf. DP, 440. 79 DP, 463. 'º Cf. DP, 497. 81 DP, 502s.

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