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LA PROVINCIA DE VALENCIA Y LA INMIACULADA 391 APENDICE DOCUMENTO N, 1 it- Carta del P. Basilio de Terue/ al Rey Felipe IV Señor. Gloriosa empresa, y digna de la más sublime Magestad Real, es la generosa que con balor (sic) tan piadoso, digno de eternos aplausos tema \'. tv!r!. por su cuenta, movido sin duda, y asistido del cielo, en la defensa de su gran Protectora, y Señora esclarecida nuestra, María Santíssima, a quien con sal ir a luz ya Rey– na, y destinada para Madre dela misma purec;,a, bañada sagradamente della,· pre– tendió aprisionar con culpa, y al primer passo, que dió en el .erreno humano aherrojar como esclava, con descomedimiento atrevido, la ignorancia humaría; Y en son de sublimar· al Hijo, denostar la Madre, y desautorizar a los dos, escaseando a la omnipoteñcia del Hijo los medios, como quedaran bien entrambos. Y quan– do los Romanos Pontíces cessaron con austero silencio su parlería: cometiendo crimen de estelionato, lo que se le defendió por un camino, intentó por otro, ne– gando la próxima definibilidad de la pureza de María en el primer instante de su producción. Y añadiendo ierro a ignorancia, fingió decreto supuesto de la ge– neral Inquisición de Roma, en que se desunía el título de Inmaculada y Puríssi– ma, que la piedad de •tantos siglos, con apruebo de la Iglesia, en caso de Ja Concepción de Maria, Hidalga, y augustamente sale en campaña V. M. contra l\quE!lla, aunque cieg,a, poderoso enemigo, peleando, assí ·con las armas de las plumas de sus basallos (sic), como con su real autoridad, para que quede manifies– ta al Mundo la inocencia de tal Reyna, y la difina por libre de aquella impostura la Santa Sede, unico remedio de la paz de la Iglesia, y destierro delos clistur– bios, y escándalos, que solicita el enemigo della. Y aunque a este honorífico em– pleo de la defensa de María se consagraron reverentes muchos cathólicos Prínci– pes, como los Emperadores Constantino, Theodosio, Marciano, León, Justiniano, Flavio Constantino, unos protegiendo su Divina Maternidad; su entereza de cie– lo. otros. Pero dexa V. M. muy atrás, y sagradamente imbidiosas aquellas púrpu– ras, propugnando el punto más delicado, y sensible (a juicio de entrambas cor– tE-i) de la honra, pues lo es de la limpieza, de tanta estimación a nuestra Reyna, que gustosa renunciara el serlo, y cediera a quantos privilegios, el Príncipe de las eternidades su Hijo liberal le franqueó, por no mirarse un instante sin las ga– las, y rica prenda de la gracia, Mas nadie estrañarú este piadoso zelo de V. M. no ignorando la Augusta y generosa sangre, que en sus reales benas atesora, pues no solo la catholicissima, e imperial Austriaca, pero la de sus gloriosos progenito– res, Reyes, y Señores nuestros, beneradores ilustremente a<;errimos deste Sobera– no Mysterio, inflama, e impelle a tanto patrocinio ese imperial cora~on, desde ~u primero aliento, El Sor. Rey Don Juan el primero de Aragón con balor sin se~ gundo vibró su Real estoque, contra los que en sus coronas, si no sacrílegos, irre– ,11erentes si, osasen desnudar esta Señora delas galas desu Original inocencia. Ir' más de cerca bebió V. Md. dulcemente estos cristales en los beneros puros de los

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