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LA PROVINCIA DE VALENCIA Y LA INMIACULADA b) DESPUÉS DE RESTAURADA LA PROVINCIA: 389 1) El S. de D. P. Francisco de Oríhuela, Obispo de Santa Marta 1849-1914). Nos atreveríamos a decir que él ha sido, con el ejemplo y con sus palabras, el que ha señalado la ruta de marianismo que ,ha seguido la Provincia Capuchina de Valencia desde su restauración. Fué un loco enamorado de María Inmaculada, cuya imagen ordenó poner en su escudo episcopal. Celebró la primera Misa Pontifical en la fiesta de la Inmaculada de 1904. Constanteme:µte llevaba en sus manos una imagencita de la Virgen Inmaculada; resulta_ dificultoso imaginarse al P. Francisco sin esta imagencita; cuando predicaba la ponía en la barandilla del púlpito como para inspirarse en ella; cuan– do comía colocábala sobre la mesa y le dirigía miradas llenas de ter– nura; y aún de noche, cuando dormía, la tenía aprisionada en sus manos. Su conversación no tenía otro tema que el de María. En las cartas la firma más frecuente era: Fr. Francisco Marí,a Obispo de María. Al fallecer, sus restos quedaron a los pies de la Inmaculada en su capilla de la Magdalena de Masamagrell 91 • 2) P. Atanasia de Manises, Obispo de Citarizo (1870-1930). A ejemplo del anterior también puso su imagen en su escudo episcopal. Orador de grandes vuelos, se hicieron célebres sus sermones sobre las relaciones entre la Eucaristía y la Inmaculada predicados en la igle– sia de la Concepción de Bogotá en 1927 92 • 3) S. de D. P. Luis de Masamagrell, Obispo de Segorbe (1854- 1934). Siempre consideró como una gracia especial haber nacido el tnismo año de la Definición Dogmática de la Inmaculada. Siendo co– rista rezaba todos los días el oficio de la Inmaculada 93 • 4) P. Leonardo de Bañeres (1879-1918). Fué un loco enamorado de María Inmaculada, gran apóstol de la esclavitud mariana; tenía una colección de estampas de la Inmaculada que él llamaba su tesoro. Lo mismo podernos decir de su compañero de estudios y apostolado el P. Gonzalo de Benefama (1880-1946). 91. Florecillas de San Francisco, Totana, 1929, 299; FEDERICO DE ALBOC,'!.CER, Vida del Siervo de Dios Ilmo. y Revmo. P. Francisco Simón y Rodenas, Bogotá, 1930; EUGENIO DE VALENCIA, Historia de la Vida del Siervo de Dios, Ilmo. y Rdmo. Pa– dre Francisco de Orihuela, Valencia, 1932. 92. «Vida Eucarística» (Bogotá 1928) 12. 93. Autobiografía (Valencia, 1944) 15; MARIANO RAMO, El Siervo de Dios l!Jxmo. P. Luis Amigó y Ferrer (Madrid, 1950) 12 y 205; ANTONIO MAGLIO, Fisonomía Mís-– ttca (Buenos Aires 1950) 91-92.

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