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LA PROVINCIA DE VALENCIA Y LA INMACULADA 377 nez pudimos leerlas con verdadera fruición. Algunas de ellas vimos también en el de Ollería 45 , b) Dentro de este apartado de las letrillas queremos incluir las que nuestros antiguos misioneros enseñaron a los .indios arhuacos de San Sebastián de Rábago, en la Sierra Nevada de Santa Marta (actual <15. Las letrillas a que nos referimos son las siguientes, omitiendo aquellas que estén tomadas de diferentes colecciones de gozos: En la puerta del convento: Poco cristiano seria El que a esta puerta llegara, Y por vergüenza dejara De decir: Ave Maria. Y menos aquel que oyendo Esta palabra de vida, No· respondiera diciendo: Sin pecado concebida. Al pie de la Virgen de la portería: En tu pura Concepción La gracia y culpa reñían Porque las dos pretendían Fijar en Ti su mansión. Aprovechan la ocasión Y se ponen en carrera ; La gracia fué más ligera, Llegó primero y entró, Tomó la llave y cerró, Dejando a la culpa fuera. Ante la Virgen del daustro: Luna llena y rutilante De gracia y de perfección Debió ser tu Concepción Desde su primer instante. Pues si a Tí, Luna brillante, Dios para Madre quería, No pudo caber menguante En tu Concepción, María. · En la puerta de la cocina: Siendo Maria excluida de aquel bocado fatal, Nadie busque aquí comida sin decir que es concebida Sin pecado original. Dentro de la cocina: Que sois sin mancha, oh Maria, Yo creo con tal firmeza, Que, sin saber teología, En este fuego entraría Por defender tu pureza. En la puerta del comedor: Para sentarte a la mesa, Sea de noche o de día, Rézale un Ave María, A la original pureza De nuestra Madre María. En la escalera: Es el ser Madre de Dios De pecado tan ajeno, Virgen, que o el pecado e& bueno o no lo tuvisteis Vos. Pues fuera poco decente Para Dios, tu Hijo amado, Concebirlo Tú inocente Y El a Tí con el pecado. En la biblioteca: Nadie en esta librería Entre a estudiar afanado Sin saludar a María Concebida sin pecado. En la clase: Se defiende aquí a porfía Como tesis general : Que es concebida Maria Sin pecado original. En la sastrería: Ninguno ropa aquí pida Si no confiesa sincero Que nuestra Madre querida Fué de la gracia vestida, En el instante primero. En la zapatería: Nadie aquí pida sandalias Para calzarse los pies Sin decir que olió Maria La cabeza de Luzbel Con la planta inmaculada Que aquél no pudo morder. En el jardín: Jardín de suma belleza El Padre Eterno te hizo, Formándote paraíso Sin abrojos ni maleza; La sierpe audaz tu pureza, ¡Infame! quiso morder; Más... pisaste a Lucifer La inmunda y fiera cabeza.
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