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177 EL CONVENTO DE CALAl'AYUD 337 La tesis italiana tiene un apoyo muy débil en la primera parte de la declaración del padre Buenaventura de Nápoles. Examinemos la segunda parte. Sigue declarando el P. Buenaventura : «Cuando estábamos en la provincia de la Marca, vinieron ciertas cartas de Espaffu, en las cuales daban cuenta a dicho padre Lorenzo de que, habiendo salido todos los religiosos del dicho convento a una procesión, cayó una peña y deshizo todo el dicho convento. Después de leida la carta el Padre se volvió a mí, diciéndome: - Ya ha caído el lugar que yo mal– dije» 59 • Tambien en esta segunda parte el testimonio del padre Buena– ventura de Nápoles es de muy escaso valor. No es testigo directo del hecho que refiere ; no presenció la ruina del ecli:fi.cio ni vio los escombros; ni sabe cuál de nuestros conventos tuvo tan triste fin. ¿ Cómo, pues, lo ha sabido? Lo ha sabído por una carta que él no ha leído, ni se la han leído, ni sabe exactamente el contenido de la misma, pero en cambio oyó al Santo esta frase: «Ya cayó el lu– :gar que yo maldije.» El relato que nos hace el padre Buenaventura es extrañamente parecido a lo que nos cuenta Ajofrín, tomándolo de documentos de nuestro archivo de Aragón. Lo hallará el lector en las páginas an– teriores, donde se dio 'cuenta de la visita del general al convento de Calatayud. 2) Declaración de fray Gaspar de Gallerato. Oi,gamos ahora al otro. testigo, fray Gaspar de Gallerato, com– pañero del Santo en su visita a España. Hizo su declaración en el proceso de Milán el 3 de junio de 1628 y dijo lo, siguiente: 12 «Al visitar la España sucedió que el Padre encontró cier– to convento nuestro suntuoso, y buscando con diligencia quie– nes fuesen los religiosos que habían hecho o permitido que se hiciese aquella fábrica, y no hallándolos, porque decían que 59. S. Ril. Congr. Proc. 379, f. lO0r-l0lv.
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