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167 EL CONVENTO DE CALATAYUD 327 Los biógrafos. del Santo, que tan poco saben de lugares ni de fechas a:l hablar de España, no están de acuerdo para determinar el momento en que el edificio se vino abajo. Para unos, la maldición fue un rayo fulminante que instantáneamente hirió al soberbio edi– ficio, convirtiéndolo en un mont6n de escombros. «Conventus ille - dice Pisa -, quamvis ad annos ::eternos compage optima extru– ctus, hac maledictioné velut c::elesti ariete percussus, ac penitus con– cussus protinus corruit» 31 • Y Rossi escribe : «El convento, desqui– ciado con esta terrible sentencia como si fuera un rayo bajado del cielo, vino luego a tierra» 32 . Recuérdese que el mismo autor nos hizo perder un convento, el de Tarazona. Ahora la provincia española pierde otro convento : el de Calatayud ; todo en menos de un mes. ¡ Buen recuerdo va a dejar en España el severísimo ,general, después de habernos arrebatado dos de nuestras casas ! Según otros biógrafos (Cocaleo, Aosta, Carmignano), la maldi– ción del general tuvo un efecto retardado. El edificio, después de la maldición, perma11eció firme, sin señal de rotura ni de flaqueza, y en esa posición se mantuvo, unos pocos dias, un poco de tiempo, unos meses, un largo año 3 : 3 • La historicidad de la famosa maldición con la subsiguiente rui– na de uno de nuestros conventos es discutida entre nuestros herma– nos los capuchinos de Italia y los españoles. El padre Arturo de Carmignano ha fijado muy exactamente la posici6n de ambas par– tes al escribir : «Sabemos que los capuchinos españoles se han es– forzado por demostrar que este episodio no sucedió en Calatayud ni en España... Despues de haber examinado varios testimonios de los ,contemporáneos, no podemos menos de confirmar la tradiciónii 34 · Nosotros entramos en el debate con la esperanza de contribuir con una discusión serena al esclarecimiento de la verdad, la cual no es italiana, ni es tampoco española, pero que interesa a la gloria de Dios y de su siervo Lorenzo. Todas nuestras aserciones irán cons– tantemente apoyadas en fuentes del más alto valor histórico. íll. Marcelino de PISA, ob. cit., ad ann. 1619, n. 77, p. 388. 32. Angelo Maria de' ROSSI DA VOI,'fAGGIO, ob. cit., 126, en AJOFRÍN, (..b. (ÍI l't\-, S: il3. Cf. Arturo M. de CARMICNANO, art. cit., rns. -34. CARMIGNANO, art. cit., 198, nota 148..

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