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iflRA'-!CtsCo, ENSÉÑANOS A ORAR! 23 nivel de Consejo Plenario de la Orden, precedido de una amplia sensibili– zación de la base; los Hermanos Menores Conventuales lo han tomado como tema de estudio y principio de renovación para el Año Santo. 1 El P. Constantino Koser, Ministro General de los Hermanos Menores, recogiendo los datos más válidos de nuestra historia y Jos resultados más seguros de una amplia encuesta realizada en la Orden, define sin más nues– tra «forma de vida» como vida-con-Dios, rel dejarse aibsorber enteramente por El como la médula de la espiritualidad franciscana (Koser 130). El Definitorio General de los Capuchinos, al presentar el Documento de Taizé sobre la oración, preparado por el Consejo Plenario de la Orden, no duda en afirmar: «A nadie se le oculta la importancia.vital de la oración, ya que se trata nada menos que de la vida o muerte de nuestra Fraternidad. De nada servirá todo lo que se haga por renovar la vida de la Orden según los principios del Vaticano II, el espíritu de san Francisco y los signos de los tiempos, si no nos renovamos a fondo en nuestra vida de oración... » (Taizé, Introd.). El Santo Padre, en la Carta enviada el 20 de agosto de 1974 al Capítulo General extraordinario de los Capuchinos, advertía autorizadamente: «La verdadera renovación de vuestra muy benemérita Orden debe brotar de su fuente viva y vital, a sa1ber, de la oración, que se expresa en formas diversas. Esto es de todo punto necesario para recobrar la condición contemplativa de vuestra vida y, al propio tiempo, comunicar mayor dinamismo y más amplia eficacia a vuestro apostolado». 2 Y en el discurso dirigido al mismo Capítulo el día 30 de septiembre de 1974, Pablo VI insistía en lo mismo con estos cálidos acentos: «Permitidnos, en primer lugar, que nuevamente os recordemos la necesidad de consel'Var y excitar en vosotros aquel espíritu contemplativo que tan claramente brilló en la primera edad de los Franciscanos. Lo cual exige, según el Concilio, que incluso en la promoción de las obras externas ocupe siempre el primer lugar la renovación espiritual (Perf. Car. 2). De esta fuente brotó en el pasado la fecundidad de vuestra Orden; también de aquí se deberán sacar, en lo sucesivo, nuevas energías con las que vuestra disciplina logre la abundancia deseada de fuerzas. ¿Por ventura, en esto, .san Francisco no es para vosotros un ejemplo admirable? Porque para él la oración era un segurísimo puerto; no una oración momentánea, vacía o presuntuosa, sino 1 Respecto al Consejo Plenario de la Orden de los Hermanos Mencres sobre la oración, véase el precioso libro de C. KOSER: Vida con Dios en el mundo de hoy, Sevilla 1971. En 1972 lo reeditó la Provincia Franciscana de Colombia. Por razón de brevedad, b citaremos: Koser, y a continuación el número correspondiente. Respecto al Consejo Plenario de la Orden Capuchina sobre la oración, celebrado en Taizé del 18 de febrero al 9 de marzo de 1973, véase su Documento en Selecciones de Franciscanismo n. 7 (1974) 63-69. Lo citaremos: Taizé, y a continuación el número del texto. Respecto a los Conventuales, véase: Commentarium O.F.M. Conv. 71 1!974) 229-240, donde se publica una Carta del Ministro General, con indicaciones bibliográficas al final. 2 Cf. texto en Sel Fran n. 8 (1974) 121.

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