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., jFRANCISCO, ENSEÑANOS A ORAR! 59 Jesús nos conduce al Padre, y Francisco no se cansa de recomendarnos: «Amemos a Dios y adorémosle con corazón y espíritu puros, porque esto es lo que sobre todo desea cuando dice: -Los verdaderos adoradores ado– rarán al Padre en espíritu y en verdad (Jn 4, 23). Por lo tanto, todos los que le adoran, deben adorarle en espíritu y en verdad. Y d:gámosle alabanzas y oraciones día y noche, diciemdo: Padre nuestro que estás en los cielos (Mt 6, 9), porque hemos de orar siempre y no desfallece::- (Le 18, l)» (Carta a los Fieles, vv. 19-21) . Y para terminar, resumiendo e indicando la esencia de la vida cristiana y de la oración en Cristo Jesús, camino al Padre y a la comunión con la Trinidad que mora en el alma, oigamos lo que escribe Francisco: «Atengá– monos, pues, a las palabras, vida y doctrina de Aquél q_ue se dignó rogar por nosotros a su Padre y manifestarnos su nombre... En la santa caridad, que es Dios (1 Jn 4, 16), ruego a todos los hermanos, tanto a los ministros como a los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y ado– ren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y la mente pura, que es lo que El busca por encima de todo; y hagamos siempre en ellos habitación y morada a Aquél que es el Señor Dios omnipotente, Pajre e Hijo y Espí– ritu Santo ... » (1 R 22, 41 y 25-27). Traducción: Salvador Biain, O. F. M.
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