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318 GER11.,\N ZAMORA La libertad intelectual dejada al compositor era, más bien, de tipo técnico, relativa a la selección y disposición o ensamblaje del material preestablecido. Dócil a la norma, Francisco de Villalpando instaló su texto den– tro de esas coordenadas generales, transvasando las fuentes a veces a la letra, ya en largos fragmentos ya en párrafos breves y líneas in– tercaladas, o combinando diversas piezas de aquéllas y, en fin, para– fraseándolas. Y nunca disimuló su deuda. Además de la advertencia preliminar sobre su fidelidad a la pauta prescrita, cita expresamente multitud de veces a aquéllos y otros autores, a quienes sigue (o con– tra quienes polemiza). Pero previene también que, para no cansar al estudiante con una sobrecarga de remites, en ocasiones silencia el nombre del modelo. Por todo esto, en principio no resulta difícil la identificación con– creta de sus fuentes. Decimos «en principio», porque la urdimbre particular de las mismas en el nuevo texto se pierde de vista en mu– chos casos, por la táctica pedagógica apuntada. Su investigación minuciosa constituye hoy uno de los acercamien– tos más interesantes y fructíferos a su obra, pues permite percibir en profundidad la trama modernista de su filosofía, en la que re– suena una parte nada despreciable del pensamiento prekantiano, gra– cias a su modulación ecléctico-ilustrada. No sólo su física era abier– tamente la «moderna», sino muchas cadencias de su psicología y, so– bre todo, su gnoseología, piedra de toque de cualquier sistema. A la luz de estas fuentes se comprende por qué había de chocar Villal– pando frontalmente con las universidades peripatetizadas. Nuestro análisis de búsqueda seguirá paso a paso la trayectoria filosófica de la división propuesta por el manual, deteniéndose en los principales problemas de su lógica o dialéctica, gnoseología o crí– tica, física, metafísica u ontología, teodicea, psicología y ética. Podría prescindirse de la física, parte más científica que filosófica en la concepción actual, pero tal mutilación traicionaría la perspectiva de entonces. A la investigación propiamente dicha de las fuentes de cada par– te anteponemos el guión de su contenido, para ayudar al lector a si– tuarse. PREÁMBULOS A LA FILOSOFÍA Para redactar la dedicatoria de la obra a la juventud capuchina (I vii-xxiii) hubo de tener delante, al menos parcialmente, la dedica-
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