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342 GERMÁN ZAMORA 307) se pregunta por la existencia y naturaleza del alma (III 204-234), el vínculo que la une al cuerpo (III 234-256), las propiedades del alma en general (III 256-262), el entendimiento y su actividad (III 262-266), la voluntad (III 256-278), la imaginación y la memoria (III 278-297) y las tendencias elementales del psiquismo (III 294s). En la psicología se nota aún más la multiplicidad de influjos halla– da hasta aquí; pero los de Jacquier y Genovesi sobresalen tanto, que a veces parece un mano a mano entre ambos. En las zonas oscuras restantes se actúa o la originalidad del autor, u otras influencias. En la primera cuestión de la psicología -De mentis humanae na– turae (III 204-234)- predomina en muchos puntos la dependencia de Genovesi, aunque en no pocos estén también en desacuerdo doc– trinal: su noción de alma le viene del italiano (o. c. III 26), y, a tra– vés de él, de Wolff y Descartes; el argumento de su existencia parece una reelaboración clara y concisa de Genovesi (o. c. III 98); más coincidencias: Villalpando (III 217) y Genovesi Jo. c. III 71-72), pa– saje en que ambos se indignan contra Locke y su «delirio» de que Dios pueda comunicar a la mera materia facultad de pensar; y, sobre todo, la muy extensa entre Villalpando (III 213-220) y Genovesi (o. c. III 123-134) acerca del carácter pensante del alma, cuestión en cuyo desarrollo el español trastrueca los pasajes del italiano que, por temor al materialismo, se inclina por la solución cartesiana, en tanto Villalpando rompe lanzas por Locke. La presencia de Jacquier es más acusada en el tratamiento del problema de la inmortalidad (III 220-230). aunque, como en el caso precedente, aquélla incida menos sobre el enfoque que sobre la ma– terialidad del argumento, basado en largas notas del francés, v. gr.: Villalpando, III 220s 222-224 228s, y Jacquier, o. c. 97-99 103-106 113-116, repectivamente. En el muy controvertido tema de las relaciones y unión del alma con el cuerpo, en el que Villalpando defiende el «influxus physicus», la dependencia de Jacquier y Genovesi se reparte del modo siguiente: toma de Jacquier (o. c. II 127s) la descripción del «influjo físico» (III 248), la del sistema de la armonía preestablecida, propugnada por tantos leibnizianos (III 238-240 = Jacquier, o. c. II, y algunas objeciones contra la explicación propuesta por el francés (III 253s. = Jacquier, o. c. II 137s). Depende de Genovesi para el plantea– miento general del tema (III 249 = Genovesi, o. c. III 150), la prue– ba de la tesis escolástica (III 249-252 = Genovesi, o. c. III 150-153) y la purga del «aristotelico coeno» que, a juicio de ambos, aquélla com– porta en su terminología. Pero también aquí hay un remanente, o
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