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FILOSOFÍA DE VILLALPANDO 341 Para la introducción al tratado se inspira, ibid., 18-20. En cambio, usufructúa, más bien a Jacquier (o. c. II 247), pero sin perder de vista a Genovesi, en sus consideraciones sobre el argumento ontoló– gico (III 137). Su modelo para las pruebas de la existencia de Dios no aparece tan claro, aunque aflora el influjo de Genovesi, alguna cita de santo Tomás y la fuerte valoración wolffiana del argumento cosmológico, que Villalpando sitúa en cabeza, pero reconociendo, también con Wolff, mucha mayor eficacia al de la contingencia existencial de los entes mundanos, que reclama la existencia de un ser necesario, «a se» y perfectísimo. La huella del italiano asoma en la confección del cosmológico, habiendo coincidencia literal entre Villalpando (III 139-140) y Genovesi (o. c. II 50). El apartado sobre los atributos de Dios refleja igualmente (III 150s) la obra del profesor napolitano, unas veces con tonos desdibu– jados, otras a la letra: así, lo que Villalpando escribe sobre la unidad o unicidad divina (ibicl.), depende de Genovesi (o. c. II 50-51), y lo mismo su exposición de la simplicidad (II 152 = Genovesi o. c. II 59s), de la inmutabilidad (III 153s = Genovesi, o. c. II 58), de la in– mensidad (III 154 = Genovesi, o. c. II 61-62), omnipotencia (III 155s = Genovesi, o. c. II 73-75), providencia (III 160- 165 = Genovesi, o. c. II 76-80) y de la ciencia (III 165-171 = Genovesi, o. c. II 63-72). Bajo su influjo caen las restantes cuestiones que, en la forma acos– tumbrada de la disputa escolástica, cierran la teodicea, como la del concurso divino (Genovesi, o. c. II 93-94, para las pp. 176s de Villal– pando; Jacquier, o. c. II 314-323, para las pp. 172s), y la necesidad ele la revelación (III 196-202 = Genovesi, o. c. II 94-99 119-121 y 126). Pero la presencia de Jacquier prevalece al solventar la natura– leza del concurso, no tanto en la solución, en la que permanece neu– tral, mientras Villalpando rechaza la predeterminación física, cuanto en los materiales con que éste elabora la quaestio (compárese Villal– pando, III 181, con Jacquier, o. c. I 322s y 325, y III 183, con Jac– quier, o. c. II 335). No obstante todo ese conjunto de coincidencias, y pese a la copia literal de muchos párrafos, nunca puede afirmarse el calco formal de los capítulos, ni la unicidad de fuentes. PSICOLOGÍA La antropología de Villalpando se concentra, obviamente, en sus tratados de psicología y ele ética. En el primero («psicosofía», II 203-

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