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312 A. DE VILLALMONTE palabra -lagos- humana sobre lo divino = Theos; pero proferida bajo el impulso de una fuerza divina y para glorificación de la divi– nidad. Una 'locutio de deo, ex deo, secundum deum». La «Theo-logía» aparece frecuentemente emparentada con la «himnología»: la pro– clamación poética, cultual, entusiástica de la grandeza y gestas de los dioses. Por su conexión con el culto pagano el término «theo-logía» tardó en ser adoptado por los cristianos. Durante siglos mantuvo, sin embargo, un recuerdo del significado originario, aunque transformado. Los cristianos, en efecto, llamaron «theo-logía» al discurso y procla– mación de la gloria de Dios, de la deidad de Dios (y de Cristo como Dios) realizada bajo la influencia del Espíritu Santo. Los «theo-logoi» por excelencia son los autores inspirados (los hagiógrafos) que habla– ron de las acciones y realidades divinas bajo el impulso del Espíritu (cf. theopneustoi de 2 Tim. 3,16). Son «theo-logos» Moisés y los pro– fetas, Cristo y los apóstoles; en particular Juan, por su proclamación de la divinidad de Cristo en el IV evangelio y Apocalipsis. 1 Los cristianos orientales han mantenido, hasta nuestros días, esta dimensión carismática de la teología como algo sustancial y primario. Incluso parece tienen interés explícito en proponer su concepción más carismática de la teología frente a la teología intensamente ra– zonadora, intelectualista y crítica cultivada, casi con exclusividad, por los teólogos occidentales de los últimos siglos. 2 También en occidente se cultivó, durante siglos, una teología muy acentuadamente carismática. Nos referimos a la llamada «teología monástica» de los siglos XI y XII y primeros decenios del XIII; teología que se resistió a admitir el intelectualismo inherente a la introduc– ción de la lógica, la metodología y la metafísica aristotélica en el estudio de la sagrada doctrina. Los cultivadores de la teología «mo– nástica» seguían otros caminos para acceder a la «intelligentia fidei». Como resume J. LECLERC, especialmente interesado por este tema, la teología monástica se diferencia de la escolástica incipiente y luego prevalece en que las fuentes primordiales de su inspirac10n son la Biblia, la liturgia, la experiencia viviente del hombre espiritual, la l. Pueden verse más permenores y los textos correspondientes en RGG. 3 VI, 734-768 la voz «Theologie». RealencProtTheolKirche, XII, 903, voz «Theologie». Para los Padres griegos abundantes referencias en G. W. H. LAMPE, A Patristic Greek Lexicon (Oxford, 196,64), voces «theo-logeo», «theologia», «theologos». A. STOLZ - H. KELLER, Manuale Theologiae Dogmaticae, I (Herder, Friburgis, 1941), pp. 8-10. Frente a los «theologoi», predicadores oficiales del culto al César en el Asia Menor, S. Juan proclama la divinidad de Cristo, Jn. 1, 1 ss. Apoc. 15, 3•8; cfr. Apoc. 5, 9; 14, 3. Por eso mereció ser llamado el «theologos» por antonomasia, entre los hagiógrafos. 2. Lili SERTORIUS, Orthodoxe Theologie im 20. Jahrhundert. En «Bilanz der Theol. im 20 Jahrhund. 2. (Herder, Freiburg), 154-158. Hay trad. esp. en la edit. BAC, Madrid.
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