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DIMENSIÓN CARISM.'\TICA DE LA TEOLOGÍA 333 adquiere en los últimos escritos una gran relevancia y nueva moda– lidad. En perspectiva profética, escatológica, contempla la «revela– ción» y «profecía» como el modo de llegar a la perfecta inteligencia de la Escritura. Y, además, esta «revelación» no se concederá ya tan sólo a este o al otro cristiano «espiritual» y en determinadas circuns– tancias de la_ historia de la Iglesia: Se preanuncia, en categorías, mo– dos de expresión y -en cierta medida- mentalidad joaquinita, que en la última edad de su peregrinación por el mundo la Iglesia llegará a la plena perfección en la inteligencia de la Escritura y a la plena vivencia del Mensaje cristiano; correspondiente y comparable a la que tuvo en sus divinos orígenes cuando los Apóstoles y los primeros cristianos estaban llenos de los carismas del Espíritu. 51 Lo cual acon– tecerá no ya por obra de la teología raciocinante, crítica y científica, que será superada; sino por la abundancia de la «revelación» que Dios concederá al Pueblo cristiano. La Iglesia se consumará en esta floración de la «orden de los contemplativos» y se preparará así para su «tránsito», traslado a la ciudad de Dios celeste. Este contacto, al final de sus días, entre sus personales antiguas convicciones y la mentalidad joaquinita, ha ofrecido amplio y enre– vesado tema de discusión a los estudiosos del pensamiento bonaven– turiano.52 La tendencia carismática que hemos detectado en él desde el comienzo de su labor teológica entraría ahora, al final, en contacto con el movimiento por antonomasia carismático de la Edad Media, incluso en sus formas más discutibles e inquietadoras: El movimiento hacia la «Ecclesia Spiritualis» puesto en marcha por Joaquín de Fiare y promocionado por la minoría de los «espirituales» franciscanos, que exaltaban a Francisco de Asís como el hombre nuevo, con el cual se inauguraría la nueva era, el Reino del Espíritu Santo. Con esta su última intervención en la Universidad de París, la 51. «Quia paupertas fundamentum est evangelicae perfectionis, et ipsa est quasi comple– mentum; ideo viguit in Ecclesiae primordio, ut vigeat circa Ecclesiae statum finalem»... Según frase de Jerónimo, «omega revolvit ad alpha, id est, finalis status concordavit cum primo». De perf. evangel. 2 q. 2 ad· 20m; V, 148. Su plenitud de carismas en Hex., XV, 28; V, 402b. lb. XVI, 6; V, 404a. Ib. XVI, 22; V, 406b. Sobre el «ardo» de los tiempos últimos, Hex., XXII, 22-23; .V, 440-441a. Ver J. RATZINGER, Die Geschichtstheologie des hl. B., pp. 40-56. ,'52. Ver las obras de RATZINGER, STOEVESANDT y LAZZARINI, citadas en nota 48. Posterior– mente, Marjorie REEVES, The Influence of Prophecy in the Later Middle Ages. A Study in Joachinnism (Oxford, 1969); referencias a Buenaventura en el índice, voz «Bonaventúre St.». Stanislao DA CAMPAGNOLA, L'angelo del sesto sigillo e ['alter Cbristus (Roma, 1971), pp, 163-197. Nachrrian FALBEL, Sao Bonáventura e a Teologia de historia de Joaquím de Fiare, en: «S. Bona• ventura 1274-1974»; vol. conmemorativo del Centenario, II, pp. 571-584. F. Randolph DANIEL, St. Bonaventttre Defender o/ Franciscan Eschatology, en: «S. Bonaventura 1274-1974»; V, pá• ginas 793-806.

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