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330 A. DE VILLALMONTE doctrinas y de sus costumbres. Por lo que se refiere a la· «forma vitae» franciscana, Buenaventura acepta sin dificultad que se trata de un auténtico «novum» en la Iglesia, al menos por lo que se refiere a los siglos inmediatamente precedentes. Pero esta «novedad» la ért– cuentra Buenaventura perfectamente legitimada por estos motivos: 1) Es el mismo Espíritu Santo el que ha introducido esta novedad mediante una «revelatio» muy clara, hecha: a Francisco de Asís; ya que, según el Poverello, el mismo Altísimo le reveló que debía vivir según la forma del Santo Evangelio, «secundum formam sancti Evan– gelii». Así lo escribió y así se lo aprobó el Señor Papa. San Buenaven– tura nunca dudó de que, en el caso de Francisco, se trataba de una revelación en el sentido más riguroso y serio de la palabraP 2) Esta novedad es, en el conjunto de la historia de la Iglesia, sólo relativa– mente nueva. Se trata de que Francisco, bajo la inspiración del Espí– ritu, quiere restaurar la vida de Cristo y de los apóstoles, en su forma más pura; vivir la forma del santo Evangelio sin glosas ni adheren– cias humanas que hayan enervado su vigor originario. 3) Esta forma vitae de retorno a la pureza del Evangelio, aunque haya surgido por una «nova revelatio», pero ha sido aprobada por la Iglesia romana, que tiene plena potestad para hacerlo.'ª Por nuestra parte pensamos que está bien justificado el califica– tivo de <<carismática» que hemos dado a esta nueva «revelatio» posible y real en la Iglesia y de tanta importancia para el progreso de la doctrina y de la vida religiosa de la Comunidad cristiana. En efecto, esta «revelatio» no parece posible identificarla con el «carisma de la verdad» que posee el Magisterio, según quieren los escoliastas de Quaracchi. El carisma institucional no puede estar ausente de este 47. «El mismo Altísimo me reveló que debía vivir segÚn la forma del santo Evangelio», dice san Francisco en su Testamento: Escritos de san Francisco de Asís y biografías de su época (ed. BAC, Madrid, 1945), 35-36. Buenaventura dice de Francisco: «Spiritu sancto revelante, iuxta litteralem intellectum praedicti praecepti Ordinem suum et Regulam instituit, Domino cooperante et sermonem confirmante sequentibus signis». Opuse. XV De Sand. Apost., 11, VIII, 389a. Los escritos de defensa de la Orden franciscana dejan traslucir frecuentemente esta convicción. 48. La edic. de Quaracchi las trae en el vol. V, 329-449. F. DELORME publicó otra repor– tación distinta que es preciso tener en cuenta, BF SCH1,1A. VIII, Quaracchi, 1934. Una obra inacabada y de difícil interpretación. Diversos e importantes aspectos de la misma son estu– diados por F. TINIVELLA, De impossibili sapientiae adeptione in philosophia pagana iuxta Collationes in Hexaemeron s. Bonaventrirae, en: Antonianum, 11 (1936), 27-50; 135-186; 227- 318. J. RATZINGER, ob. cít., en nota 41. Hinrich STOEVESANDT, Die Letzten Dinge11 in der Theologie Bonaventuras (FVZ-Verlag, Zürich); pp. 17-71, amplio e interesante capítulo sobre «Escatología e Historia». Antes que ellos apuntó el problema y dio tema de reflexión Renato LAZZAJUNI, S. Bonaventura filosofo e místico del Cristianesim.o (Milano, 1946), 425-518, sobre todo.
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