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DIMENSIÓN CARISMÁTICA DE LA TEOLOGÍA 329 momentos de la historia el Espíritu ayuda a la Iglesia con «nueva re– velación» para que descubra el sentido de alguna verdad que, desde luego, ya estaba en la Escritura, pero que hasta el momento no había sido percibida con la suficiente claridad y eficacia. Algún ejemplo, propuesto por el mismo Buenaventura, aclara su pensamiento a este respecto. Tomemos, en primer lugar, una verdad de orden más doctrinal, dogmático: La procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo, el problema del Filioque, añadido por la Iglesia latina al Credo y propuesto como verdad de fe. Pero ¿cómo saben los latinos, arguyen los griegos, que esta verdad pertenece a la fe? No se encuentra en la Escritura, no se puede demostrar por razonamiento, ni éste sería suficiente. Tendrían que recurrir a una revelación. Y ¿cuándo se hizo tal revelación? 44 La respuesta de Buenaventura: Esta verdad se funda en la Escri– tura, se ha desarrollado y explicitado por la razón (teológica) y se ha consumado su conocimiento por revelación. Como textos bíblicos Buenaventura aduce Gál. 4, 6; Jn. 15, 26; 16, 14. Los latinos, al razonar · sobre los datos, compararon la procesión del Espíritu no a las proce– siones exteriores, materiales, sino a la procesión espiritual. Esta for– ma de razonar les predispuso para entender mejor la Escritura «y por ello fueron instruidos mediante una revelación clara sobre la proce– sión del Espíritu Santo». 45 Y esta novedad es aceptable porque la Iglesia romana tiene la plena potestad recibida de Pedro, príncipe de los apóstoles. 46 Otro ejemplo más importante y decisivo dentro del pensamiento de Buenaventura está tomado del orden moral y vida cristiana. Es conocida la oposición de algunos maestros de la Universidad pari– siense contra la forma de vida de los mendicantes. La novedad que querían introducir en la Iglesia era, a su juicio, altamente peligrosa. Guillermo de Saint Amour escribió su famosa obra De periculis novis– simorum temporum. La peligrosa «novedad» introducida por los Men– dicantes es prsentada como un preanuncio de los peligrosos tiempos finales, especialmente difíciles y perturbadores, de la Iglesia, de sus 44. I S. d. 11, a. un., q. 1 trata exprofeso el problema; I, 209-213. El texto citado en páginas 210-211. 45. «Quia ergo... Latini spiritualius et convenientius comparaverunt; ideo ex ratione sua sunt elevati et per hoc ad intelligentiam Scripturae dispositi, et ideo maní/esta revelatione edocti sunt de Spiritus Sancti processione»... Los griegos «sibi viam revelationis clauserunt». Ibid., resp.; I, 212a. 46. «Ve! potest dici, sicut didt Anselmus, quod novum edidimus; et hoc quidem facere potuimus, quia romana Ecclesia plenitudinem potestatis a Petro, Apostolorum príncipe, acce– perat». !bid., I, 212b.
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