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328 A. DE VILLALMONTE citar las verdades contenidas en el depósito revelado al principio:41 Siguiendo una opinión bastante extendida en su tiempo parece sostener que los Apóstoles tuvieron un conocimiento perfecto de todo el contenido de la revelación que Dios ha querido hacer a la humanidad. 12 Desde luego el Doctor seráfico es decidido defensor de la suficiencia de la Escritura, que contiene todo aquello que el hom– bre necesita saber para la salvación, sea en su sentido literal, sea en su sentido espiritual. Los apóstoles tuvieron la plenitud del Espíritu Santo y sus carismas para entender todos los misterios encerrados en la letra y en el espíritu de la Escritura. No así la Iglesia postapos– tólica, la cual va adquiriendo progresivamente y siempre con deter– minadas imperfecciones y oscuridades una mayor inteligencia de la Escritura. Esta se logra por el estudio asiduo de la misma Escritura, por reflexión racional sobre los datos revelados (ayudada por los dones del Espíritu Santo) y, finalmente, con la ayuda de nuevas reve– laciones «nova revelatio»: intervención especial del Espíritu -no coincidente con la asistencia prometida y ejercida sobre el Magisterio vivo e infalible- mediante las cuales la Iglesia es ayudada para que descubra (redescubra) alguna verdad determinada contenida en la Biblia, pero no poseída ahora de forma refleja, no comprendida en toda su hondura y virtualidad, por diversos motivos. 43 Ya hablamos antes de la posibilidad que la razón humana, ayudada por los dones del Espíritu, tiene para penetrar en los misterios reve– lados, «intelligere credita». Ahora nos encontraríamos ante un modo nuevo de acceder a la comprensión de la Escritura: En determinados 41. El reciente trabajo de Vinicio MARCULINO, Elementos do desenvolvimento dogmatico segundo sao Boaventura, en: S. Bonaventura 1274-1974, IV: Theologica (Grottaferrat-Rorna, 1973), 177-219; ofrece testimonios sobre este tema, aunque ordenados por la finalidad concreta del desarrollo del dogma y sin aludir a su posible carácter carismático. El estudio es de interés para el terna tratado en este apartado. También ofrece testimonios y reflexiones sobre la «reve– latio» en S. Buenaventura J. RATZINGER, Die Geschichtstheologie des bl. Bonaventura (München– Zürich, 1959), voz «Offenbarung», en el índice. Además de la vertiente carismática que aquí nos interesa, esta «revelatio» de que habla Buenaventura suscita otros problemas en los que ahora no podemos detenernos. 42. Parece implícita esta idea en muchos textos del Doctor seráfico, en los. que se habla de la correspon<lenda entre la primitiva Iglesia y la Iglesia del tiempo último. En ésta se volverá a la plena inteligencia de la Escritura habida por los Apóstoles. Cfr. IV S. d. 28, a. 2, q. 1 ad 2-3 (IV, 989a). III, S. 25, a. 1, q. 1; III, 534-538b), donde. habla del conocimiento perfecto que los apóstoles tuvieron de todas las verdades necesarias para la salvación, resumi– das por ellos en el Credo. Ver V. MARCULINO, ob. cit. 182-189. Esta convicción dura hasta nuestros días, por ejemplo en F. MARÍN Souí., Evolución bomogéneá del dogma católico (Ed. BAC, Madrid, 1952), 172-175; que cita textos de s. Tomás en idéntico sentido. 43. Sobre la suficiencia de la Escritura habla Buenaventura en el prólogo al BREVILOQUIUM; V, 201-208. «Ornnis véritas salutaris vel in Scriptura est, vel ab ipsa emanat, vel ad eam reducitur». Serm. in Circurn. Dmni., 1 (IX, 138a). Com in Le., 19, 28 (VII, 224b).

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