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DIMENSIÓN CARISM.ÜICA DE LA TEOLOGÍA 325 en la fe ha de ser así y no de otra manera (y la mente iluminada por el don de entendimiento y otros dones puede llegar a percibir esta gozosa necesida<i). Pero, 2) cuando se trata de reflexionar sobre las acciones de Dios en la historia de la salvación, entonces -dada la libertad con que Dios obra- sólo podemos encontrar numerosas razo– nes de congruencia, múltiples conveniencias para que las cosas suce– dan como han sucedido. Apoyados en la idea grandiosa que la fe nos da sobre el poder, la sabiduría, el amor de Dios Padre, Hijo y Espí– ritu Santo en sus acciones ad extra. 35 El que lea la obra más expresiva del pensamiento teológico bona– venturiano, el Breviloquium, encontrará en cada capítulo la misma estructura y forma de hacer teología: Se enuncia una verdad a la que asentimos por la fe. Se busca en seguida su inteligencia y expli– cación por medio de razonamientos; los cuales inevitablemente se comienzan así: «La razón para entender lo dicho es ésta... » Y siguen las razones «necesarias» (si habla de la Trinidad) o las razones de conveniencia (si habla de la Economía) que hacen inteligibles los enunciados de fe. Aquí tenemos lo que es para Buenaventura la «inte– lligentia creditorum», la teología. Teniendo en cuenta, a tenor de lo dicho, que esta <dntelligentia creditorum» se ha de realizar siempre bajo el impulso del don de entendimiento que perfecciona la fe y vigoriza la mente para· adentrarse en el interior del misterio. Hay, por tanto, siguiendo a Buenaventura, una intervención indis– pensable de los dónes del Espíritu Santo en el proceso teológico, sin la cual este proceso de comprensión, penetración e intelección de lo revelado no sería posible. Con este recurso a la acción donal hemos querido aducir una prueba· de la importancia de lo carismático en la función de teologat, según san ·Buenaventura. Argumentación que a su vez presupone una identificación o asimilación al menos de la activi.dad donal y de la actividad carismática, tal como la entiende la teología actual. Digamos que, ni para nosotros, ni para san Buena– ventura, hay una identificación total entre la actividad doJ?,al y la actividad carism~tica. No hay adecuación perfecta entre el actual .cor1cepto de «carisma» y clásico concepto de «don» del Espíritu Santo. Pero.pensaIUos que la doctrina tradicional sobre los don¡!s es .una 35. Sobre él argumento, tfpícámehte bonaventuriarío, de «razones necesarias» para llegar ;i la «intelligentia fideil!'. ver el estudio de Alejandro DE· VrLLALMONTE, El argumento de razones necesarias en san Buenaventura, en: Estudios Franciscanos, 53 (1952), pp. 544. O. GoNZÁLEZ, Ministerio trinitario y existencia cristiana humana. Estudio histórico teológico en torno a san Buenaventura (Madrid, 1966). Toda la segunda parte de la obra, pp. 101-502. G. H. TAVARD, ob. cit., en nota 24. In.; La Théologie d'apres le Breviloque de saint ,Bonaventure, en: Anné Théologique, 10 (1949), 201-214.

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