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DIMENSIÓN CARISMÁTICA DE LA TEOLOGÍA 323 En Buenaventura, sin embargo, la teología, más que una scientia fidei, es, sobre todo y en forma específica una «intelligentia fidei» (= intellectus fidei), es decir, un proceso y resultado no tanto de la razón discursiva que deduce conclusiones y nuevas verdades désde los principios de la fe, cuanto «intelligentia», deseo de penetrar en el interior, ahondar en el sentido íntimo, en la particulación y «nece– sidad» interna de la verdad revelada para llegar finalmente al con– tacto inmediato con la persona, con la Verdad que se revela.3° Pues bien, esta «intelligentia fidei» se consigue, según Buenaventura, pri– mordialmente por la acción en el teólogo de los dones del Espíritu Santo. En forma más concreta y sobresaliente por la acción del «don de entendimiento», cuya actuación específica consiste en impulsar al conocimiento intensivo de la verdad revelada. En efecto, dice san Buenaventura, las verdades salvíficas en cuanto las afirmamos por la autoridad pertenecen a la fe o a la Escritura; pero en cuanto pueden ser probadas, entramos ya en el campo propio de este libro de las Sentencias, cuya finalidad es proponer las razones por las que se prueba nuestra fe. 31 Sin duda que las verdades de fe superan por sí mismas la actividad natural de la razón y en este sentido no sería posible la intervención de la razón en problemas de teología; pero si la consideramos elevada por el don de entendimiento entonces la razón ya puede llegar a alguna inteligencia de la verdad revelada. Porque la fe eleva para el simple asentimiento a lo revelado, pero el don de ciencia y de entendimiento elevan para entender (-inte– lligere) lo que se ha creído. 32 Y en referencia al don de entendimiento se precisa ulteriormente: conocer a Dios por simple asentimiento per– tenece a la fe, conocerle con la ayuda de la razón pertenece al don de entendimiento, del cual es propio entender (-inteligir), con la ra– zón, lo creído. La fe asiente a la eterna Verdad, el don de entendi– miento la contempla en cuanto se nos hace inteligible por medio de razonamientos. Esta inteligencia de la Verdad eterna podemos lograr– la ya sea mediante la consideración de las condiciones o atributos internos del Ser divino, o bien a través de las perfecciones de Dios que vemos reflejadas en las creaturas; siempre con la finalidad de 30. «Obiectum proprium ipsius doni intellectus... est ipsum Verum aeternum in quantum intelligíble», III S. d. 35, a. un., q. 3 resp.; III. 31. En esto asigna la «causa formal» de este libro, el Sentenciado en que trata de inves– tigar y «demostrar» con razones lo que afirmamos por la fe, I S. prooem. q. 2; I, 9-11. 32. ,,. «quod credibile est supra rationem; verum est, supra rationem quantum ad scientiam acquisitam, sed non supra rationem elevatam per fidem et per donum scientiae et intellectus. Fides enim elevat ad assentiendum scientia et intellectus elevant ad ea quae credita sunt intelli– gendum»,. Jug. cit. ad 5m; I, 116. 3

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