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DIMENSIÓN CARISMÁTICA DE LA TEOLOGÍA 321 resultados deseables, sin una vida teologal seria, que cree el clima interior propicio para que el creyente reflexione sobre los contenidos de su fe. C) Teología ordenada al amor y vida santa. -A lo largo de la historia, siempre que se ha insistido (incluso en forma no temática y refleja), sobre la importancia de la vertiente carismática de la cien– cia sagrada, se ha puesto de relieve -al mismo tiempo y con pareja intensidad- la ordenación del saber teológico a la vida santa, a la alabanza de Dios, a la promoción de la vida de la Iglesia, a la pra.~is cristiana que culmina en el amor de caridad. Sin duda se ha percibido por muchos la conexión interna entre ambos hechos; ya que uno mismo es el Espíritu que inspira las Escrituras, el que difunde en los creyentes los carismas para entenderlas y vivirlas y el que en tradi– ción es llamado Amor, Caridad, expresión de la Vida, Santidad y Amor personal de la Divinidad. Cuando la teología es concebida, primor– dialmente, como un saber ordenado al amor, a la praxis cristiana, parece inevitable que se dé preferencia (entre las diversas fuerzas que impulsan al creyente a teologar) a los impulsos afectivos, viven– ciales, intuitivos, a los elementos dinámico-carismáticos sobre los fac– tores racionales, lógicos, cognoscitivos, especulativos presentes tam– bién y operantes en el proceso teológico integral. Tal es el caso de san Buenaventura. Es bien conocido el hecho de que para el Doctor seráfico la sagrada doctrina es, ante todo, un saber ordenado al efecto, a la experiencia de lo que se ha creído. 24 Como testimonio fehaciente puede aducirse el opúsculo Reducción de todas las artes a la Teología: Todos los saberes humanos sirven a la teología y la teología misma está ordenada para edificar la fe, honra de Dios, componer la conducta, gustar los consuelos de la unión con Dios; la cual se hace por la caridad, en la cual se termina, cul– mina la revelación de la Escritura y por tanto toda iluminación que 24. Sobre el carácter afectivo-sapiencial de la Teología, I S. prooem. q. 3; I, 12-13, «hic est finis omnis cognitionis et operationis, et sapientia vera, in qua est cognitio per veram experientiam», De trip. via, I § 4, 18; VIII, 7. «Scientia inflat, sed caritas aedificat; ideo oportet iungere cum scientia caritatem». De Donis Sp. S., .IV, 24; V, 478b. Un comentario a esta idea de Buenaventura en G. H. TAVARD, Transciency and Permanence. The Nature of Theo• logy according to St. Bonaventure (Louvain-Paderborn, 1954), pp. 177-193. Ph. BoEHNER, The Serapbíc Doctor, en: «S. Bonaventura, 1274-1974», Grottaferrata-Roma, 1973 (vol. commemo– rativo del Cent.), IV, pp. 9-15.

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