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320 A. DE VILLALMONTE por las condiciones subjetivas, tan varias, del creyente que quiere darse razón a sí mismo y a los demás de aquello que ha aceptado por la fe. Podría valer, como fórmula sintética, esta frase de Buenaventura: «Nadíe puede entender •las palabras de Pablo si no tiene el espíritu de Pablo». 18 Por eso se insiste en que aquello que el Espíritu de Dios quiere decir a los hombres en la Escritura en última instancia sólo el mismo Espíritu puede darlo a conocer. Ya en su mismo punto de arranque la investigación teológica no es posible -ni aconsejable-, sino se emprende a impulso del amor al Dios en quien se cree. 19 El orden para lograr la sabiduría cristiana habría de ser éste: Comenzar por la santidad de vida, con ella se merece el don de inteligencia y el don de inteligencia dispone para adquirir una excelente doctrina teológica. 20 El estudioso de la palabra de Dios debe ser humilde, de corazón limpio, ansioso de la verdad. El teólogo debe orar, como el salmista para que Dios le conceda la bondad, la disciplina y la cien– cia.21 La santidad de vida es condición indispensable para lograr la sabiduría cristiana. Hay teólogos que parecen poseer el esplendor de la ciencia, pero no saben dirigirla a la alabanza de Dios y a la devo– ción. Se asemejan a las avispas, que saben hacer panales pero no saben fabricar miel. 22 Un texto del Itinerario, recogido por el Vati– cano II, advierte programáticamente: «No crea nadie que le basta la lectura sin la unción, la especulación sin la devoción, la investiga– ción sin la admiración, la circunspección sin el regocijo, la pericia sin la piedad, la ciencia sin la caridad, la inteligencia sin la humildad, el estudio sin la gracia divina, el espejo sin la sabiduría inspirada por Dios». 213 Por expresarlo en una fórmula sintética diríamos que la pro– fesión teológica no puede ser ejercida fructuosamente, con todos los 18. Hex., XXII, 21; V, 440: ,,Non potest noscere verba Pauli nisi habeas spiritum Pauli». 19. «Quando assentitur propter se rationi, tune aufertur locus fidei, quia in anima domi• natur violentia rationis. Sed quando fides non assesentit propter rationem, sed propter amorem eius cuí assentit·, desiderat habere rationes;. tune non evacuat ratio humana meritum, sed auget solatium». I S. prooem. q. 2, ad 6m; I, llb. 20. Hay tres grados en el conocer lo revelado «primus est eredere, secundus intelligere, rertius vero mundo corde videre... Dona sunt ad aetus medios, quía... donum intellectus cst ad intelligendum», 2S. d. 34, p. 1, q. 1, resp.; III, 737a. «Ordo enim est ut inchoetur a stabilitate fidei et procedatur per serenitatem rationís, ut perveniniatur ad suavitatem contem– plationis». Serm. de reb. theol., 15; V, 571b. 21. Hex., II, 3; V, 337. 22. «Faciunt enim casas vesparnm, quae non habent favum mellis, sicut apes, quae melli– fieant». Hex., I, 8; V, 330b. ·23. Itiner. mentís in Deunl, pro!. núm. 4; V, 296.: El Vaticano II recoge el texto en el Decreto O. T., nota 32.

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