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ALFONSO DE CASTRO 209 nuestro teólogo Alfonso de Castro, representante de la vieja teolo– gía y los pensadores católicos que propugnan una NUEVA CRIS– TIANDAD contribuirá a esclarecer tema tan apasionante. Para densi– ficar la doctrina respectiva y ganar con ello en claridad hemos agrupado toda este temática - los problemas de la NUEVA CRIS– TIANDAD, que dice Mari tain - en torno a tres ideas fundamentales: I. Concepto de Cristiandad y sus implicaciones doctrinales. II. Problemas relativos a la autoridad política. III. La cuestión de la tolerancia. Es evidente que los dos últimos penden en gran parte del con– cepto que se tenga de Cristiandad. Por ello, comenzamos por el análisis de este concepto 15 • I «VIEJA» Y «NUEVA» CRISTIANDAD Todo historiador, de cuando en cuando, hace alto en su camino para volver la mirada hacia atrás. Es el momento de los grandes veredictos de la historia. Así lo hace Daniel-Rops al final de sus largas reflexiones sobre La Igl esia de la Catedral y de la Cruzada. Quiere darnos en cuatro líneas la visión sintética de la gran obra de la Iglesia durante los tres siglos de Catedral y de Cruzada, y al mismo tiempo - esto es aún más importante - señalar cuál fué el resorte misterioso que enardeció los pueblos europeos que realizaron aquella grandiosa gesta. Sus palabras nos van a servir de punto de partida para cotejar la «vieja» y la «nueva» Cris– tiandad: Todos estos resultados (adviértase que viene resumiendo la co– secha casi milagrosa de los tres grantles siglos cristianos, XI-XIII) se sitúan en un cuadro único. Derivan todos de una sola idea– ftte7'Za, cuya importancia indicamos ya: la idea de Cristiandad. Si 15. La actualidad del tema queda bien patente en el hecho de que dos de los ar– tículos de la nueva revista internaciona Orbls ccatholicus en su Primer año estén de– dicados a estudiar el tema que vamos a desarrollar : J . LECLERCQ, El cristiano ante el orden. tnternacioJta! y CH . JOURNET , Las tres ciudades: la de Dios, la del l•ombre y la del diablo. Este autor en su monumental obra L'Eolise du Verbe Encarné, I, 269 y ss. estudia con detención y bajo el influjo de Maritain el tema de la Cristiandad. Como teólogo tamiza muchas de las afirmaciones del filósofo. Por no complicar nuestro trabajo, nosotros nos hemos atenido preferentemente, aunque no de modo exclusivo, a la doc– trina meriteniana.

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