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220 ~ FELICIANO DE VENTOSA l. Siguiendo un orden paralelo a nuestra exposición sobre Alfonso de Castro, partimos del concepto de Cristiandad que nos ofrecen nuestros modernos pensadores católicos. He aquí cómo el piloto del nuevo periplo cristiano, J. Maritain, la define, o me– jor, la prospecta para el futuro: El ideal histórico de una nueva Cristiandad, de un nuevo ré– gimen temporal cristiano ... implica una concepción profano-cris– tiana - y no sacro-cristiana - de lo temporal. Así habrán de ser sus notas características, al propio tiempo, opuestas a las del liberalismo y del humanismo inhumano en la edad antropocén– trica, e inversas a las que hemos advertido en el ideal histórico medieval del sacrum imperimn; habrán de responder a lo que pudiera ser llamado un humanismo integral o teocéntrico, valedero por sí mismo en adelante !!l. Tal vez el término teocéntrico pareciera desvirtuar la estruc– tura fundamentalmente laica y terrena que implica esta concep– ción. Si así es, juzgará el lector; pero no queremos lo haga sin que pondere estas otras afirmaciones del mismo filósofo: Entendemos que si para una civilización ingenua (se refiere a la Cristiandarl medieval) el progresar hacia Dios, consistía ante todo en elevarle un trono sobre la tierra, según los derechos de su majestad, para una civilización cristiana, que ya no puede ser ingenua (la Nueva Cristiandad) ... el progresar hacia Dios consis– tirá ante todo (según creo), en preparar para el hombre las con– diciones terrenales de una vida, tales que el amor soberano pueda descender y realizar en el hombre y con él una obra divinamente humana 43 • El sentido un poco oscuro de la última frase en la que parecen garantizarse plenamente las exigencias «del más allá», queda bien claro en el contexto próximo del texto citado y más aún en el remoto de toda la obra en la que reiteradamente se afirma que la Nueva Cristiandad se preocupará ante todo de las situaciones terrenas de sus súbditos. Mejorándolas, se logrará una mayor aptitud y disponibilidad en el mundo para la obra sobrenatural de Dios i'_ Una nueva edad de la cultura cristiana, escribe el mismo J. Ma– ritain, comprenderá que es en vano afirmar la dignidad y la 42. Humanismo inteoral... 177. 43. o.e., as. 44. o.e., 178.

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