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ALFONSO DE CASTRO 219 busquen buenos y santos varones a quienes se ha de pagar del erario público por enseñar la fe y las buenas costumbres. Lo cual se ha de hacer, sobre todo, respecto de la instrucción de los niños 39 • Este sentido de unidad, tan vivo en nuestro teólogo, hallaba estímulo y contraprueba en el Antiguo Testamento. La continua referencia en sus obras al ejemplo bíblico de Israel 40 nos hace pensar que para -Alfonso de Castro el pueblo cristiano, su «respu– blica christiana», era el verdadero sucesor del pueblo de Dios aun en el aspecto sociai-político, y que la unidad que ·existía en aquel pueblo entre el bien espiritual y el temporal, se debía mantener en el cristiano. Allí reyes y sacerdotes, no obstante su diversidad de poderes, mancomunadamente trabajaban por el bien del pue– blo. Del mismo modo d ebiera ser siempre en el pueblo cristiano. Indudablemente el ejemplo bíblico del pueblo de Dios pesa mucho en la mentalidad política de Alfonso de Castro. Ya se ha advertido lo mismo dentro de todo el movimiento literario en torno a la herejía y la tolerancia durante el siglo XVI 41 • Alfonso de Castro comulga con la idea de aplicar la organización social– política del Antiguo Testamento al mundo cristiano. Pero, ¿ es que es un absurdo pensar en una teocracia cristiana a estilo del Israel bíblico? Para Alfonso de Castro no lo era. Tra– bajó por ese nuevo Israel con todas sus posibilidades. Hoy, los promulgadores de la Nueva Crist iandad nos van a decir que esa meta es una utopía, de realización borrosa en el pasado, y sin perspectiva alguna en el porvenir. 2. PRINCIPIOS E IDEALES DE LA «NUEVA» CRISTIANDAD Veamos ahora la distancia que separa al teólogo del siglo XVI de los defensore s de la Nueva Cristiandad. Tal distancia hará reflexionar a todo espíritu preocupado por el desarrollo de la cultura cristiana, de la filosofía social y filosofía de la historia. 39. De justa haeret. vuntt... t.II ,o.:!01 . 40. Por vla de eiemvlo citamos D e iusta h.aeret. nunit., l. II , c.14 donde estudia la licitud de la guerra a los h erejes. Las referencias al Antiguo Testamento se suceden unas a otras en alguna de las páginas de este capitulo. 41. A este propósito escribe J . LECLER en H!sto!re de a tolérance ... I, 45: «A partir du moven ~ge, on rapellera ces lois et ces exemples (del Antiguo Testamento) nour sévir contre les propagateurs de l'hérésie. Au XVle siecle se sont manifestés , chez les adaotes de la Réforme, certains abus du litteralisme b>bllque. On a été amené en con– séauence a xealter es prescriptions le plus draconiennes de l'anclenne Lol , sans remar– auer qu 'elles répondaient a un stade maintenant dépassé de la Révélation».

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