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218 ~ FELICIANO DE VENTOSA Nullum est crimen quod gravius et citius reipublicae nocere possit quam haeresis: quia nocet in religione, quae cunctis rebus corporalibus est multo praestantior 37 • 4. Terminamos esta exposición de la «v1eJa» Cristiandad, tal como la entendía Alfonso de Castro, aludiendo a una última nota: el sentido de la unidad. Reconozcamos que este sentido tan apreciable de unidad tuvo también partidarios extremosos. Nos lo ha hecho ver B. Landry, famoso en los medios culturales franciscanos por su desafortunada interpretación de Escoto. En esta ocasión le creemos más acertado. Al historiar la idea de Cristiandad en la edad media nos hace ver cómo alcanza un matiz extremado en lo que se ha llamado Impe– rialismo religioso de Rogerio Bacón. Como un iluminado sueña el franciscano inglés con la futura república cristiana que ha de cobijar al mundo entero, gobernada por los Papas que han de te– ner a sus pies a todos los poderes de la tierra. Para ello será pre– ciso convertir a los infieles, y a los inconvertibles sarracenos ven– cerlos por las armas. A este fin hay que aprontar toda clase de medios: espirituales y materiales. Cultura, lenguas antiguas, y también instrumentos mortíferos inventados por la ciencia y pues– tos al servicio del Papado para triunfar de todos sus enemigos. Vana ilusión y no muy conforme con el que dijo que su reino no es de este mundo 38 • Pero que nos muestra hacia dónde apuntaba el supernaturalismo a ultranza en su concepción social-política. No hemos advertido en Alfonso de Castro traza alguna de este imperialismo espiritual. A ello se oponía su teoría de la distinción de poderes que señala por doquier en sus obras, aunque hubiéra– mos deseado una mayor _precisión en ello. Mas esta distinción de poderes no debía ser en detrimento de la unidad de la «respublica christiana», puesto que ambos han de trabajar desde su puesto de mando en el mejor bien espiritual y temporal del pueblo cris– tiano. Ello explica que en tema tan importante como la educación, Alfonso de Castro sostenga que los Príncipes deben suplir la ac– ción deficitaria de los pastores sagrados en lo que toca aun a la enseñanza religiosa del pueblo. Recomienda a los Príncipes que 37. D e j usta haeret . punit ... II , 182b. Otros pasajes p aralelos en el mismo tomo, PP . 92a . 93a y b, 97a , 99b, 126b, 181b. 38. Cf. B. LANDRY, Lfidée de Chréttennté .. . chap.IV : L'imperlalilsme de Roger B acon , 61-68. Iirualmente E . GILSON , Las metamorfosis ... cap. III : La república cris– tiana, 85-118.

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