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214 ~ FELICIANO DE VENTOSA et Principum armis foveri et eorum auctoritate et majestate con– solidari 25 • El Cristianismo, por tanto, ha llegado a extenderse por el mun– do entero por la virtud exclusiva de Dios que utilizó lo débil y flaco para superar lo potente. Mas la Cristiandad, la respublica christiana, es preciso sea defendida también por el poder político, cuando se levanten enemigos a desgarrarla en su unidad. Ahora ya no resultará nada extraño que sus libros contra los herejes sean dedicados a los Príncipes y que a ellos reiteradamente se dirija, exhortándoles a no descargar todo el cuidado de la grey de Cristo en los Obispos, puesto que a ellos también les incumbe, como Rectores y Jefes de un pueblo cristiano. Esto igualmente ambienta la exhortación final con la que cierra su obra DE JUSTA HAERETICORUM PUNITIONE. Después de testimoniar que ha hecho con su pluma cuanto le ha sido posible para remediar el mal de la herejía en la república cristiana, toti christianae reipu– blicae consulere optans 2 6, incita a los Rectores del orbe cristiano, de cualquier dignidad que sean, a que apronten su esfuerzo para lograr la ansiada meta de la extirpación del error. Entonces, una vez más anuncia un principio de actuación práctica que implica toda una visión doctrinaria sobre las relaciones de ambos poderes dentro de la Cristiandad en todo conforme con el tradicional sen– tido cristiano: Fateor quidem Episcoporum et aliorum Ecclesiasticorum Recto– rum proprium munus esse, ut tamquam communes populi Chris– tiani nutrices illum lacte verbi Dei nutriant, et fortiori, quum opus fuerit, cibo alant. Imperatoribus autem, et Regibus aliisque omnibus saeculi Principibus incumbit: ut populum sibi commissum a publicis fidei hostibus pro viribus defendere, et ipsos hostes, qui populo nocere tentant, punire conentur; ut poenarum metu illi coerciti, sibi et aliis sapere discant 27 • Para Alfonso de Castro, Iglesia y Estado, poder espiritual y temporal, están llevando en común la obra de dirigir al pueblo cristiano y esta unión sin mezcla de poderes es el resorte pri– mario sobre el que se asienta la respublica christiana. Quizá hubiéramos deseado una más nítida separación de atri- 25. De iusta haeret. punit... II. 97a. 26. De justa haeart. punit... II, 236b. 27. o. ¡¡ 1. c.

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