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392 GERM.(N ZAMORA un espacio de amplitud infinita, único, indivisible e intangible. Ads– cribe a la cuantidad las notas del accidente absoluto peripatético y de la impenetrabilidad cartesiana. Aludiendo sin duda a Villalpando y a otros acérrimos enemigos de la concepción entitativa de los hábitos sobrenaturales «in sensu peripatetico», advierte que en esto disiente de tales pensadores, y concibe dichos hábitos, virtudes y gracia habitual como cualidades espirituales distintas del alma y en ella inherentes ... Defiende la univocidad del concepto de ser (f. 51), pone la esencia de los cuerpos en la extensión impenetrable, mueve contienda en pro de la existencia del alma, contra el «materialismo reciente», representado por Toland, Hobbes, Espinosa, Helvecio, Vol– taire y otros, y se inclina a creer que el alma «resida» en la parte sólida del cerebro (f. 72). La voluntad es su potencia principal. Acer– ca del motivo de la voluntad polemiza con Leibniz, rechazando el propuesto por éste. Según Vallfogona todo el principio leibniziano de razón suficiente dependería de su hipótesis de la armonía prees– tablecida. Su Teosofía quiere completar la del padre Charmes, tanto como seguir a Villalpando. O extenderse en temas tratados de pasada por los escolásticos. 33 Niega, como Villalpando, la premoción física, y da gran importancia a los temas apologéticos de la hora, enfrentándose a Rousseau, los indiferentistas y los libertinos -«qui putant recte operari in quacumque secta, modo moraliter bene vivant» (f. 131). Vallfogona se muestra bastante m::1s rígido en el tratamiento del tema, tan vidrioso a la sazón, de la tolerancia, pareciéndole que el catolicismo no puede admitir ni la de las sectas en general ni la de los herejes en particular. Su Etica se encarna en el momento histórico más que la de su maestro, apareciendo salpicada con los nombres de Voltaire, Hobbes, Rousseau, Puffendorf, etc. (ff. 150, 156, 159, 192, 195, 196). 31 En conclusión: sobre el cañamazo común de la filosofía moderna mandada seguir por el Consejo de Castilla, este autor borda a derecha 33. <<. •• qure a Scholasticis passim pertractantur, ve! de illis non fit ulla mentio apud P. Charmes» (f. 101) (TOMÁS DE CHARMES 1703-1765, Theologia universa, 7 vol., Nancy 1751). 34. «Art. 3: de statu naturali hominis. De hoc statu scripserunt multa absurdissima Ro– seau (sic), Hobbetius, et alii ex Modernis Philosophastris, tamen diluemus sua sophismata sequentibus quresitis: Qureres l.º an status hominis naturalis sit silvestris et accedens ad conditionem belluarum. Respondetur negative. Qureres 2.º an status naturalis hominis sit status helli omnium in omnes... Qureres 3. 0 an status naturalis hominis prrestet civili seu político (f. 159). De pacto sociali Roseau nullum extat vestigium in veterihus» (f. 196).

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