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LA FILOSOFÍA DE FRANCISCO DE \'ILLALPANDO EN CATALUÑA 381 pensable los galenos reformistas imponer tres años obligatorios de filosofía previos al estudio médico. Mas en su caso no sería indife– rente el autor seguido, al menos para el de la física y rudimentos matemáticos preambulares. Ellos sabían que en su universidad es– taba en vigor el texto de Villalpando y no dudaron en legislar que «su física, con su tratado preliminar... , bien estudiada, parece será en efecto bastante para los que han de oír medicina». En consecuencia, juzgaron preciso mandar «no sean admitidos a oír la explicación de la facultad de medicina en esta universidad los que no justifiquen haber cursado en ella o en otra de las aproba– das, tres años enteros, a saber, uno de lógica, otro de metafísica, y otro de física, con sus preliminares de aritmética, álgebra y geome– tría conforme al Curso filosófico del padre Villalpanclo, u otro se– mejante». En su lectura debían los catedráticos de artes poner tanto interés como en la de la metafísica. De ese modo podría, además, paliarse la falta de una cátedra específica para la enseñanza de las matemáticas y «de la física moderna, que de otra manera sería indispensable». De hecho, esa nueva cátedra no se introduciría sino a la desaparición del texto de Villalpando. 13 Fue en muchas ocasiones el conocimiento de las matemáticas por los aspirantes a cátedras en Cervera, o su ignorancia, el factor deci– sivo para su aceptación o rechazo. De modo que Villalpando se con– virtió en el criterio selector de los mismos en la sección de filosofía. El cancelario Piquer lo usaba con frecuencia cuando proponía nue– vos nombramientos al Consejo. Este presentaba al rey en abril de 1788 la candidatura de don Antonio de Gacl y Parellada para suceder en la trienal de Artes, vacante por fenecimiento del período, al doc– tor José Prat. Abría la lista de los 22 aspirantes, porque «hallándose muy instruido en matemáticas, tenía conocidas ventajas a otros para enseñar mejor el Curso de Villalpando». Dicho Gad se había formado bien en ciencias matemáticas en Barcelona, y desde 1783 era susti– tuto de una cátedra de filosofía, cuy<1s oh!if'aciones desempeñaba a satisfacción, porque «el Curso de Villalpando trae muchos puntos de matPmáticas». En el cuarto lugar de la citada lista aparecía el prebístero de Tuxent don José Blanch, al que se describe como «hom– bre de talento, muy aplicado, y estaba tan impuesto en las doctrinas 13. A.V.E., Documentos, caja 61: «Copia del nuevo Plan de Estudios para b enseñanz.1 de la Medicina en la Universidad de Cervern» (1784).

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