BCCCAP00000000000000000000649

376 GER.M.(N ZA.MORA La universidad aceptó, por tanto, sin discusión alguna, el texto propuesto por Madrid, y ello meramente por venir de arriba y tra– tarse de un escrito español, afecto a la filosofía moderna. Y corno no había aún en ella ejemplar alguno de Villalpando, nombró a D. Ramón Lázaro Dou -futuro p1imer presidente de las Cortes de Cádiz- para que pidiese a la capital la remesa ele los que creyesen necesarios los catedráticos de filosofía, si decidían iniciar ya desde entonces la enscfümza por Villalpamlo. Los profesores, decididos a ello, opinaron ser precisos unos 400 ejemplares. Dou informó al consejo ele diputados en su sesión de 28 de diciembre haberlos encargado ele hecho, reduciendo luego su pedido a 250, por parecerle su precio de 40 reale;; algo elevado, y preferir que los propios diputados resolvieran si habían de traerse o no los 150 restantes. Los consultados no vacilaron, «por no poderse dudar que se despacharían entre los cursantes filósofos, uua vez que los habían pedido sus catedráticos». Su traída desde Madrid se realizó con celeridad, pues a comien– zos de enero de 1780 estaban ya en Cervera los 250 primeros ejem– plares; venían «en papel», es decir, sin encuadernar. El claustro ele diputados se congregó el día 10, para resolver «lo concerniente sobre la encuadernación de los Villalpandos»: de común acuerdo ordena– ron distribuir las copias a quienes las hubiesen solicitado, previo abono de su importe y el de los ¡::astos de portes, «:1 qne cada uno se los haga encuadernar como mejor le pareciere, a su costa». Poco después de un mes había llegado la segunda remesa, que– dando completo el lote de los 400 «Villalpandos» pedidos; el tesorero de la universidad solicitó claustro para ajuste de cuentas, pues había desembolsado del arca unos 1.645 reales, de los que sólo había recu– perado 1.274. Los profesores de filosofía alegaron no haber repartido aún todos los ejempares a causa de la brevedad del tiempo. El claus– tro les urgió su entrega rápida a los peticionarios, «para el total reintegro del dinero», disponiendo, además, que en adelante lo adqui– rieran directamente los estudiantes que lo necesitaran.ª En la universidad de Cervera, por consiguiente, no se esperó al comienzo de un nuevo curso para instaurar la enseñanza filosófica por la obra de Francisco de Villalpando, sino que ésta se insertó en el ya bastante avanzado de 1779-1780. ¡Con tal prontitud se acata– ban en ella las órdenes del Consejo! 8. fa, ff. 62-63; 73-74; g4.g5 y 117.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz